Cristian Silva
Secretario general estado Sucre
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@visionvenezuela
En el Ecuador, los venezolanos inmigrantes a quienes el hambre obliga a vender caramelos y otras menudencias en autobuses, se les conoce como “los charleros”, siendo humillados y maltratados por conductores y pasajeros.
Otros coterráneos piden dinero y comida como cualquier indigente pordiosero; cantan canciones, venden agua mineral en semáforos y realizan actividades no acordes a su estatus de profesionales universitarios.
No obstante, al final de su jornada diaria logran comprar y comer pollo, carne, leche y otros alimentos de imposible adquisición por sus familiares en Venezuela donde el sueldo mínimo es equivalente a menos de dos dólares mensuales. Los ecuatorianos se preguntan asombrados cómo toda una familia puede subsistir con tan poca cantidad de dinero.
Gracias a Maduro, Venezuela está viviendo la mayor vergüenza en el exterior por su terquedad en implantar el sistema político comunista de Carlos Marx, el filósofo que nunca trabajó. Se bañaba menos de seis veces al año; vivía descuidado, barbudo y abandonado en su aspecto personal como los actuales maduristas.
Y lo peor, prefirió dejar morir a alguno de sus hijos, (tuvo 6 en total), y no realizar ningún esfuerzo para trabajar y procurarle alimentos y medicinas. Este es el ídolo de los revolucionarios venezolanos, por lo tanto no es extraña ni casual su oposición a la entrada de alimentos y medicinas al país para paliar la crisis humanitaria. Esa es su costumbre y forma de actuar.
Por otra parte, cada día se van propiciando condiciones estimuladoras para la diáspora. Ahora no solo el día se le consume a nuestros conciudadanos de cola en cola persiguiendo un kilo de arroz o una bombona de gas, sino, en la noche también es necesario hacer vigilia para gota a gota llenar un tobo de agua. Está destruido el sistema de acueductos en toda la república.
Otras desgracias están representadas por la destrucción del transporte público y más del 80% del parque automotor en general. La carencia de medicinas, escasez de dinero en efectivo. La destrucción de la prensa escrita. Solo en el estado Sucre el gobierno propició el cierre de todos los periódicos incluyendo el de tendencia comunista “Provincia”.
Esto sumado a la tradicional hambruna, delincuencia común y organizada a través de los llamados “colectivos”, quienes infunden terror amenazando, robando, pidiendo vacunas, secuestrando, asesinando. Y en muchos casos tienen su cuartel general y centro de operaciones en las diferentes cárceles del país.
Aparte de las alcabalas de la Guardia Nacional, organismo de seguridad ciudadana desde donde los puestos de control se escucha el llanto en las palabras del poeta Andrés Eloy Blanco: “dejé un pedazo del alma”. (O mejor dicho, me lo quitaron a la fuerza).
Por primera vez estrenamos el adelantado sistema metrobús llamado “perrera, chivera, burrera y ganadera”. El último y más sofisticado invento madurista. Allí nuestros hermanos van “guindando como murciélagos” en pickups, camiones descubiertos, cavas transportadoras de pescado fresco y hasta contenedores remolcados por gandolas. ¡Basta Maduro!… ¿Cuándo te vas?