La solicitud de la familia de Ana Frank para emigrar a Estados Unidos “nunca se completó” y no llegó a “ser rechazada” por las autoridades de ese país, en contra de la teoría que se había aceptado hasta ahora, según un comunicado difundido hoy por la Casa Museo homónima.
Los investigadores del museo tuvieron acceso a los archivos estadounidenses y estudiaron los documentos que se necesitaban en aquel momento para obtener un visado para EE.UU., además del papel del consulado de Rotterdam y del Ministerio de Exteriores estadounidense, a fin de aclarar el desarrollo de la solicitud de la familia Frank.
Según sus conclusiones, Otto Frank, el padre de la niña que escribió uno de los diarios más famosos del mundo, presentó dos solicitudes de emigración: envió la primera al consultado estadounidense en Rotterdam en 1938, pero debido a la larga lista de peticiones, pasaron dos años hasta que su solicitud fue procesada.
El 14 de mayo de 1940, el consulado fue dañado por el bombardeo nazi a la ciudad portuaria, por lo que todos los documentos, incluida la lista de espera, se perdieron, obligando a los aspirantes a enviar nuevamente las solicitudes, recuerda la Casa Museo de Ana Frank.
La nueva petición tampoco llegó a procesarse porque, en 1941, EE.UU. cerró todos los consulados alemanes, a lo que Berlín respondió cerrando los estadounidenses en Alemania y en el territorio ocupado.
Los investigadores, con ayuda del Museo Conmemorativo del Holocausto de EE.UU., también descubrieron que Otto Frank nunca incluyó una declaración de buena conducta, uno de los documentos requeridos para una solicitud de visa, lo que dejó “incompleto” el procedimiento, y no “rechazado”.
La familia Frank se escondió en 1942 en un depósito secreto en la calle Prinsengracht de Ámsterdam, donde Ana escribió su diario hasta que en 1944 la familia fue descubierta: Otto fue el único superviviente, su mujer falleció en el campo de concentración de Auschwitz y, sus dos hijas, en el de Bergen-Belsen. EFE