Nuestra vida republicana nació el 5 de julio de 1811, cuando fue declarada la Independencia por nuestro primer Congreso; llevamos 207 años defendiendo la República frente a quienes han osado destruirla. En la magna fecha decidimos cortar con la Monarquía y nos declaramos republicanos; definimos así nuestro rumbo hacia la República, dejamos de ser súbditos y nos convertimos en republicanos. El 5 de julio comenzó también el ejercicio de ciudadanía.
La República es la esencia de la convivencia política entre nosotros, la vida republicana demanda intercambio, diálogo, comprensión y no la aniquilación y desconocimiento de quienes sustentan ideas distintas a los que ejercen el poder.
La República sigue viva en los ciudadanos que la defienden, que no han dejado un solo día en los últimos 20 años de protestar contra el régimen que usurpa el poder y tuerce el concepto republicano con la fuerza.
La República está en la sociedad y la gente defiende su derecho a vivir en democracia. A los venezolanos nos mueve el espíritu democrático y contra todo obstáculo afirmamos nuestro derecho a vivir en libertad.
La historiadora Inés Quintero, a quien seguimos en su línea argumental, miembro de número de la Academia Nacional de la Historia, es de opinión que el 5 de julio es un hecho republicano, ciudadano, civil, deliberativo; entonces no tiene ningún sentido que se siga celebrando con un desfile militar, ya que los militares no tuvieron nada que ver con el origen de esa fecha, aunque luego hicieron la guerra para defenderla.
En cambio, si tiene que ver con los civiles, la gente de pensamiento, académicos, profesores, Juan Germán Roscio, Francisco Isnardi, José Vicente Unda, Juan José Maya. Hay que ponerle término al desfile celebratorio instaurado por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. No existe ninguna relación entre lo ocurrido el 5 de julio que es un hecho plural, deliberativo e institucional con lo que representan los militares que marchan con armas durante el desfile.
El régimen ha tratado de reescribir y torcer la Historia, se ha valido de todos los recursos, inclusive la educación, obstinados en caminar hacia esa equivocada dirección, que no les deparará resultados perdurables.
La República es irreversible, se ha establecido como un hecho histórico, sociológico y forma parte de nuestro ADN político-cultural. No hay manera de retroceder a la Monarquía ni a su sucedáneo: el personalismo criollo, mucho menos a una dictadura corrupta como la que pretende instaurarnos esta ignominia que tendrá fin.
La sociedad venezolana tal como en otros procesos históricos complicados resolverá este infausto tropiezo, que yacerá como un pie de página en nuestra gallarda historia republicana.
¡Libertad para los presos políticos y regreso de los exiliados!