La coyuntura económica por la que está pasando Venezuela, nos obliga como ciudadanos a no gastar tiempo y energía hablando del problema, sino a empezar a afrontarlo siendo parte de la solución. En este caso, se plantea una oportunidad al Estado venezolano para que considere esta propuesta como una solución viable a la crisis financiera actual.
En Venezuela, desde principios de los años 90 comenzó una crisis financiera sin precedente, la cual trajo consigo la necesidad de abrir la economía a la inversión nacional y extranjera. Esta inversión llego mayoritariamente a través de un incipiente pero dinámico mercado de valores.
El Mercado de Valores representa un mecanismo mediante el cual, sin ningún tipo de intermediación bancaria o financiera, recursos monetarios son canalizados directamente de los inversionistas a las empresas o a los gobiernos, para el financiamiento de proyectos de inversión. Al cotizar en la bolsa, las empresas pueden captar capital adicional para su expansión, ya sea mediante la venta de acciones o de bonos. Las acciones siendo los valores representativos de capital o derechos sobre el patrimonio de una sociedad (anónima) y los bonos siendo valores representativos de deuda emitidos por personas jurídicas privadas (sociedades) o públicas a un plazo mayor de un año.
Sin embargo, este impulso del mercado de valores se perdió cuando el gobierno sustentado en altos precios petroleros estatizo las empresas más importantes del corro capitalino, siendo el estocado final: los controles de cambio y precio, que en todos los países del mundo ahuyenta a los inversionistas.
En la actualidad, Venezuela necesita con urgencia generar recursos en moneda dura que le permitan reactivar el aparato productivo nacional, tanto el sector estatal como el privado. El mercado de valores venezolanos es uno de los más pequeños de Latinoamérica representado tan solo 2% el PIB, cuando Colombia es del 50% de su PIB y Chile el 100%. Esto no es para lamentarse, sino para ver más bien su potencial.
El mercado de valores venezolano es de aproximadamente 2.000 MM$ y el de Colombia 120.000 MM, Venezuela podría aspirar a crecer exponencialmente en poco tiempo a 50.000 MM$. Recibiendo inversión de capital tanto para el sector público como privado que le permita invertir para generar producción tendiente a la exportación. La era post petrolera de que tanto se habla, abría entonces comenzado.
El Gobierno Nacional dentro del contexto de la actual crisis financiera que nos afecta puede, dinamizando el mercado de valores, ser un mecanismo para generar inversión de capital de forma transparente tanto de inversionistas nacionales como extranjeros, junto con políticas de Estados que generen confianza, tales como:
1- Un sistema de cambio flexible cónsono con la realidad del país, no restrictivo. Que incluya la posibilidad de emitir acciones en dólares que pudieran ser adquiridas fondos extranjeros.
2- Incentivar la inversión de capital nacional y extranjera, estableciendo la posibilidad de repatriación de capitales y dividendos.
3- Incorporar empresas y alianzas estratégicas al registro nacional de valores para así abrir parte del capital accionario de las empresas no estratégicas bajo su propiedad. De esta forma el Estado podría recuperar parte del capital invertido y así contribuir con la reducción del gasto fiscal de la nación.
4- Tener un interlocutor que explique en el lenguaje del mundo financiero los planes del gobierno en lo referente a los temas económicos, fuera del contexto de la diatriba de la política.
Ahora bien, es importante que estas empresas del Estado se enmarquen dentro de un manejo administrativo eficiente y transparente, siguiendo las normas del buen gobierno corporativo. Vale la pena destacar que las empresas Estatales de China, Brasil, Vietnam (inscritas en sus respectivos mercados de valores) entre otros, hoy compiten eficientemente con sus pares privados.
Venezuela podría con una apertura de su mercado de valores, bajo una política de estado de incentivo a la inversión, levantar cuantiosos recursos por vía de capital y no continuar endeudándose para así equilibrar rápidamente sus cuentas fiscales y disipar las probabilidades de default, ya que hoy existe una alta probabilidad en el mercado, situación que sería desastrosa para Venezuela.
Esta propuesta representa una oportunidad de oro para que el Gobierno Nacional contribuya al crecimiento económico y desarrollo sostenible de nuestra nación. El pueblo de Venezuela reclama progreso, igualdad de oportunidades y sobre todo producción nacional de bienes y servicios tanto de las empresas públicas como de las privadas. Es necesario que ejerzamos nuestro deber como ciudadanos de aportar y de generar los mecanismos hacia la solución, en este caso, nuestro mercado de valores sin dudas contribuiría con esa Venezuela que añoramos.