El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de pie junto a Vladimir Putin, se rehusó el lunes a culpar al líder ruso de interferencia en las elecciones estadounidenses de 2016, poniendo en duda los hallazgos de sus propias agencias de inteligencia y desatando una tormenta de críticas en su país.
Reuters
En un día en que enfrentaba presiones de sus críticos, de países aliados e incluso de colaboradores para tomar una línea dura, Trump no hizo una sola crítica en público a Moscú en ninguno de los asuntos que han llevado las relaciones entre las dos potencias a su punto más bajo desde la Guerra Fría.
En cambio, Trump criticó la “estupidez” de las políticas de su propio país, especialmente la decisión de investigar la injerencia rusa en las elecciones de 2016.
Hace apenas tres días, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a 12 espías rusos de violar la seguridad de las redes informáticas del Partido Demócrata.
La actuación de Trump durante la conferencia de prensa conjunta con Putin en Helsinki generó una ola de críticas en Estados Unidos, donde la Casa Blanca ha luchado durante meses para disipar las insinuaciones de que Trump no está dispuesto a enfrentar a Rusia.
Su manejo fue considerado “traicionero” por un exjefe de la CIA y el senador estadounidense John McCain calificó la reunión con Putin como un “error trágico”. Otros republicanos fueron más cautos.
Cuando se le preguntó si confiaba en las agencias de inteligencia estadounidenses que concluyeron que Rusia interfirió en las elecciones de 2016, Trump dijo que el jefe de la CIA le había dicho que era Moscú, pero que no tenía ninguna razón para creerlo.
“El presidente Putin fue extremadamente firme y convincente en su negativa hoy”, dijo Trump.
El director de inteligencia nacional de Trump, Dan Coats, dejó en claro que no compartía la opinión del presidente.
“Hemos sido claros en nuestras evaluaciones de la intromisión rusa en las elecciones de 2016 y sus esfuerzos constantes para socavar nuestra democracia y continuaremos ofreciendo información objetiva e inmaculada en apoyo de nuestra seguridad nacional”, dijo.
Algunos diplomáticos de carrera también expresaron alarma. Bill Burns, exsubsecretario de Estado y embajador de Estados Unidos en Rusia, dijo en una entrevista telefónica: “He visto muchas participaciones de presidentes en el escenario mundial, pero no puedo pensar en una que sea más terrible que ésta”.
COMPETIDOR Y NO ADVERSARIO
Horas después de la cumbre de Helsinki, Trump tuiteó: “Tengo GRAN confianza en MI gente de inteligencia. Sin embargo, también reconozco que para construir un futuro mejor no podemos centrarnos exclusivamente en el pasado; como las dos potencias nucleares más grandes del mundo, debemos llevarnos bien”.
Antes de que comenzara la cumbre, Trump había culpado a su propio país del deterioro de las relaciones en Twitter.
“Nuestra relación con Rusia NUNCA ha sido peor gracias a muchos años de insensatez y estupidez de EEUU y ahora, ¡la Caza de Brujas Amañada!”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia le dio “me gusta” al tuit y respondió: “Estamos de acuerdo”.
En la conferencia de prensa, Trump fue invitado por los periodistas a hacer alguna crítica a Rusia, pero en repetidas ocasiones lo rechazó.
Al preguntársele si Rusia era el culpable de las tensas relaciones, dijo: “Considero responsable a ambos países. Creo que Estados Unidos ha sido tonto. Todos hemos sido tontos”, dijo, antes de cambiar de asunto a su triunfo electoral.
“Le gané a Hillary Clinton con facilidad y, francamente, le ganamos (…) Ganamos esa competencia y es una lástima que haya incluso una pequeña sombra sobre ella”, dijo.
Las cálidas palabras de Trump hacia Rusia contrastaron con las de la semana pasada cuando reprendió repetidamente a los aliados estadounidenses en una cumbre de la OTAN y una visita a Reino Unido.
Cuando se le preguntó si Putin era un adversario, dijo: “En realidad lo llamaría un competidor y un buen competidor. Creo que la palabra competidor es un cumplido”.