Después de todo lo que ha ocurrido en Venezuela hay temas que deberían darse por cancelados o agotados. Sin embargo, se vuelven reiterativos e intentan colarse por las grietas de la ignorancia o la desmemoria del pueblo. Y es que, con el fin de preservar sus prebendas y privilegios, los operadores políticos están obligados a meterlos nuevamente de contrabando para ver si esta vez la gente los acepta.
En estos diecinueve años, cada vez que el régimen ha entrado en una fase de crisis que amenaza con convertirse en terminal, vuelve a apelar a la negociación de condiciones políticas y electorales para ganar tiempo. Un tiempo que, aunque pareciera estar en su contra, termina comprando prórrogas que se convierten en derrotas para la oposición. Es una táctica cíclica, va y viene, pero siempre está allí, latente, esperando por una nueva oportunidad para debutar como algo novedoso.
El régimen sabe muy bien que la droga de preferencia de la falsa oposición son las elecciones. Saben que, con adoración fetichista, esta oposición llegaría hasta donde sea necesario para asegurarse algunos cargos en cualquier instancia del régimen político chavista, y resolver los apetitos de su clientela partidista.
Con algunos matices, la falsa oposición sigue jugando a la estabilidad del régimen. La retórica incendiaria de los Ramos Allup se combina con sofisticadas estrategias para desarticular la oposición real contra la dictadura. En el último fraude electoral presidencial, una parte de estas franquicias de la falsa oposición simplemente no postuló candidato, y trató de hacer ver esa postura como un supuesto llamado a la abstención. Sencillamente se quedaron callados, mientras sus operadores regionales apoyaron la candidatura no menos falsa y engañosa de Henri Falcón.
A estas alturas, el tema electoral debería estar cancelado, luego de la constatación del fraude electoral que constantemente perpetra el régimen, y que es cohonestado por la falsa oposición. Pero el asunto regresa nuevamente con la convocatoria a elecciones de concejales para finales de año, y los coqueteos de la falsa oposición para inscribir candidatos. Claro, ya no será en forma directa, porque el mismo régimen ha inhabilitado la capacidad de postular que tendrían AD, PJ, VP y UNT. Sin embargo, los cupos del partido de Henri Falcón estarán a la orden para ser rellenados con nombres ligados al clientelismo municipal de esas organizaciones partidistas.
En esta nueva etapa que se inicia, el régimen ha decidido que seguirá con su manoseada táctica de negociaciones y elecciones para debilitar la lucha política. Esta vez las negociaciones serán individualmente con cada organización o bloque de la falsa oposición. El grupo de Falcón ha sido favorecido, esta vez con ciertas prerrogativas, al ser oficialmente el escogido como la oposición oficial al régimen. Los otros recibirán trato y prebendas según su nivel de servilismo; cuanto más tímidos y discretos menos recibirán.
Al mismo tiempo, casi por reflejo, el otro tolete de la falsa oposición anuncia que seguirá pidiendo condiciones electorales, aunque está sobradamente demostrado que jamás producirán un cambio político en dictadura. Mientras tanto, el país se cae a pedazos, el régimen aumenta la represión, y Maduro y Diosdado sonríen. Nada mejor para ellos que seguir alimentando la adicción a la droga electoral que continuamente proporciona el estado chavista a sus opositores.