La tercera reunión del año de los ministros de Finanzas del G20 terminó hoy con un llamado a “intensificar” el diálogo entre sus miembros y el reconocimiento de una situación de “aumento de las tensiones comerciales”.
EFE
“Reconocemos la necesidad de intensificar el diálogo y las acciones para mitigar los riesgos y fortalecer la confianza”, se lee en el comunicado final que acordaron los altos representantes de la economía global, que también reconoció el comercio mundial como “motor del crecimiento, la creación de empleo y el desarrollo”.
Los ministros de Finanzas expusieron que los riesgos económicos de corto y mediano plazo han aumentado, lo que ejemplificaron con “las crecientes vulnerabilidades financieras, el aumento de las tensiones comerciales y geopolíticas”.
Con el proteccionismo como gran tema de fondo, los ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales “reafirmaron” las conclusiones al respecto alcanzadas en la cumbre de Hamburgo del año pasado, consistente en un compromiso con el libre comercio, y destacaron que están “trabajando para fortalecer la contribución del comercio a sus economías”.
Sobre los tipos de cambio, otro de los temas que mayores fricciones ha generado, las naciones del G20 manifestaron su intención de “comunicar claramente sus acciones de política macroeconómicas y estructurales”, y un compromiso de que su política monetaria “seguirá asegurando la estabilidad”.
La representación argentina, que este año ostenta la presidencia anual de la institución, definió el diálogo de las jornadas como “muy crudo y sincero”, y explicó que en el club de países hay “mucha conciencia” de que la política monetaria de miembros como EE.UU. o la Unión Europea (UE) puede tener consecuencias negativas entre los emergentes.
En una rueda de prensa tras el encuentro, el secretario del Tesoro estadounidense, Steve Mnuchin, declaró que apoya “la idea de que el comercio es importante para la economía global”, aunque puntualizando que este “debe ser en términos justos y recíprocos”.
Mnuchin afirmó que el texto había sido el más fácil de consensuar de todos los encuentros del G20 en los que ha participado en el año y medio que lleva en el cargo.
El estadounidense se mostró contrario a las advertencias que realizó en la reunión el FMI sobre los efectos negativos del proteccionismo, y expuso que no ven “ningún impacto significativo” en la economía de este asunto.
Además, restó importancia a los aranceles ya adoptados por su Gobierno, y opinó que habían sido medidas “muy específicas”.
En contraposición, el comisario europeo de Finanzas, Pierre Moscovici, advirtió de la “ralentización” del crecimiento por esta tendencia de Estados Unidos y del “riesgo de una escalada” mayor entre bloques.
Y, aunque dejó claro que la UE está “preparada” para responder a eventuales aranceles de EE.UU., dijo que lo “lógico” sería que el país norteamericano y el grupo europeo actuasen como “aliados”, y ofreció una reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En la misma línea, la ministra española de Economía, Nadia Calviño, defendió el rol del comercio como una “oportunidad”, y no como una “amenaza”.
“Los riesgos derivados de las tensiones comerciales han estado presentes en el debate y España ha puesto en valor el papel trascendental que ha jugado el comercio exterior en la salida de la crisis”, destacó Calviño.
Más allá del comercio, otro de los asuntos plasmados en el acuerdo final fue el compromiso de “continuar utilizando todas las herramientas para apoyar un crecimiento fuerte, sostenible, equilibrado e inclusivo”.
Acerca de las economías emergentes, los ministros presentes enfatizaron que, si bien muchas de ellas “se encuentran ahora mejor preparadas para ajustarse a las cambiantes condiciones externas”, aún “enfrentan desafíos tales como la volatilidad de los mercados y la reversión de flujos de capital”.
El G20 señaló la infraestructura como uno de los “pilares” del crecimiento y el desarrollo, y “dio la bienvenida” a una hoja de ruta que sitúa a esta como una “clase de activo”, que ayude a generar proyectos “atractivos para inversores privados”.
Los titulares de Finanzas también hicieron un llamado a asegurar que los beneficios de la transformación tecnológica sean “ampliamente compartidos”, y garantizaron que “responderán a los desafíos que genero sobre los individuos, las empresas y los Gobiernos”.
El consenso del G20 contempla que, aunque las innovaciones tecnológicas aportan beneficios económicos, los criptoactivos suponen retos en la en la protección de consumidores e inversores, la evasión fiscal, el lavado de dinero o la financiación del terrorismo.
Por ello, aunque los ministros creen que los criptoactivos “no suponen actualmente un riesgo” para la estabilidad financiera, aseveraron que “permanecerán alerta”.