El líder del principal partido de la oposición de Zimbabue, Nelson Chamisa, dijo hoy que no llamarán al boicot de las elecciones, a pesar de que había amenazado con hacerlo porque considera que la comisión electoral está del lado del partido gobernante, liderado por el presidente Emmerson Mnangagwa.
Chamisa, que busca arrebatarle la Presidencia a Mnangagwa en las elecciones generales del próximo 30 de julio, explicó hoy en una concurrida rueda de prensa que un boicot de su partido, el Movimiento por el Cambio Democrático (MDC), pondría trabas a su propia victoria.
“No podemos boicotear nuestra victoria, nuestro mandato, el mandato evidente que nos ha otorgado el pueblo zimbabuense. Los ganadores no pueden abandonar”, dijo el candidato, de 40 años.
Chamisa había amenazado en varias ocasiones con retirar tanto a su partido como a la alianza de seis formaciones con la que concurre de la carrera electoral para los primeros comicios en los que no se postula el expresidente Robert Mugabe.
El opositor considera que la Comisión Electoral de Zimbabue (ZEC) no ha dado solución a sus temores sobre la producción y distribución del material electoral del próximo lunes, cuando 5,6 millones de zimbabuenses está llamados a elegir, además de a su futuro presidente, al Parlamento y los Gobiernos regionales.
La oposición también denuncia una supuesta intimidación a votantes, una distribución injusta de la ayuda alimentaria por parte del Gobierno y una cobertura desigual de los medios de comunicación estatales.
La campaña electoral en Zimbabue se ha visto marcada por incidentes menores de violencia e intimidación, muy inferiores a los vividos durante las anteriores elecciones cuando Mugabe, que fue derrocado por un golpe de Estado el pasado noviembre, se presentaba como candidato.
Sin embargo, a tan solo cinco días de la cita electoral, las tensiones políticas comienzan a dispararse.
La Policía ha prohibido una manifestación convocada para hoy por el MDC contra la ZEC en la capital.
El Gobierno dice que las agencias de seguridad están en “máxima alerta” para impedir cualquier disturbio, y el propio Mnangagwa dijo ayer a sus seguidores que no va a permitir ninguna forma de “anarquía”.
Como respuesta, Chamisa contestó hoy, en declaraciones a la prensa, pero con un mensaje directo al Gobierno de Mnangagwa, que “si amañan o hacen trampas, se enfrentarán a la música”.
Ayer, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU instó a que las elecciones se celebren en un ambiente pacífico, con respeto al Estado de derecho y los derechos humanos.
“Es alentador ver cómo mítines políticos y manifestaciones se han desarrollado de forma pacífica, así como las modestas muestras de optimismo por parte de la sociedad civil”, dijo Liz Throssell, portavoz de la oficina dirigida por el comisionado Zeid R’aad al Hussein.
Estas serán las primeras elecciones en Zimbabue desde su independencia (1980) en las que Robert Mugabe, que lideró el país hasta su derrocamiento en noviembre de 2017, no estará entre los candidatos.
La destitución de Mnangagwa, que había sido mano derecha de Mugabe, como vicepresidente fue el desencadenante de la asonada, que finalizó con su retorno de un breve exilio en Sudáfrica y su nombramiento como jefe de Estado.
Ahora, tras unos meses en el poder en los que ha tratado de dar una imagen de aperturismo y de interés por recuperar la inversión internacional, Mnangagwa quiere legitimarse a través de las urnas.
EFE