Las autoridades chilenas investigaban la filtración que un grupo de hackers hizo de una base de datos de alrededor de 14.000 tarjetas de crédito con información confidencial de unos 19 emisores bancarios y no bancarios, algunos de ellos extranjeros, informaron fuentes oficiales. EFE
Al mismo tiempo, la empresarial Asociación de Bancos (ABIF), llamó a la tranquilidad de los usuarios de dinero plástico, asegurando que tras un “barrido” de las cuentas filtradas desde bancos locales, verificó que solo alrededor del 10 % de las tarjetas afectadas, unas 1.400, estaban vigentes y la mayoría caducas.
En un comunicado, el presidente de la entidad, Segismundo Schulin-Zeuthen, precisó que esas tarjetas fueron inmediatamente bloqueadas y aseguró que la filtración “claramente no ha salido de los bancos nacionales, porque cada banco solo conoce los datos de sus clientes”.
El origen de la filtración “se está investigando”, señaló el presidente de la ABIF.
También Transbank, la principal administradora de tarjetas de crédito en Chile, descartó que la filtración se haya cometido a través de sus sistemas.
En tanto, la Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras (SBIF), dijo que la publicación de los datos de las tarjetas fue hecha “por el grupo de cibercriminales denominado ShadowBrokers, que publicó el número de tarjeta, el número de seguridad (CVV) y la fecha de expiración de estos productos”.
Se trata de un grupo de hackers fue fundado a fines de 2015 y que se ha adjudicado filtraciones de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, añadió y ratificó que la mayoría de las tarjetas filtradas estaban inactivas
Entre las tarjetas filtradas figuran CMR Falabella, BBVA, BCI, Santander Chile, Banco de Chile, BancoEstado, Banco Falabella, Entel Visa, Banco Galicia (Argentina), Promotora CMR, Banco Ripley, Banefe, Itaú Chile, Scotiabank Chile, Edwards, Chase, Banco Pichincha (Ecuador), BICE, Wells Fargo, Security, Credichile, Neteller, Corpbanca, Coopeuch, BCI Nova, Banco Paris, Presto, y Banco Guayaquil (Ecuador), entre otros.
La SBIF dijo que tan pronto se conoció la filtración, en las últimas horas de este miércoles, se contactó con las entidades afectadas para trabajar en una solución.
Ello se tradujo en el bloqueo de las cuentas afectadas, pues la información filtrada era suficiente como para poder realizar compras por internet.
No obstante, el superintendente de bancos, Mario Farren, admitió hoy que no hay garantías de impedir que estas situaciones se repitan.
“No existe ninguna garantía de que estas cosas no se repitan. La industria financiera se encuentra al debe”, afirmó, en declaraciones a radio Cooperativa.
La filtración se produjo dos meses después que unos piratas informáticos robaron diez millones de dólares al Banco de Chile, que su mayor parte aparecieron más tarde en cuentas de Hong Kong.
Tras ese incidente, el Gobierno pidió ayuda al Fondo Monetario Internacional para fortalecer la seguridad informática del sistema financiero.