Distintos movimientos “autoconvocados” para protestar contra el presidente Daniel Ortega citaron hoy una peregrinación en apoyo a los obispos de Nicaragua para mañana, a la vez que el Gobierno anunció contramarchas para el fin de semana.
EFE
Los “autoconvocados” marcharán mañana en una de las principales vías de Managua en la denominada “Peregrinación en solidaridad con los obispos y pastores”. Por su parte, la vicepresidenta Rosario Murillo informó que los empleados públicos participarán este fin de semana en “caminatas, pidiendo justicia”.
Los llamados se dan en medio de una profunda crisis sociopolítica que ha dejado entre 295 y 448 muertos en Nicaragua, en protestas contra Ortega.
Los obispos y sacerdotes de Nicaragua han caminado literalmente entre las balas, para salvar la vida de cientos de manifestantes, en ataques armados de las “fuerzas combinadas” del Gobierno, compuestas por policías, antimotines, parapolicías, paramilitares y grupos afines a Ortega, que viajan en camionetas Toyota Hilux, encapuchados y con armas de guerra.
Las relaciones entre la Iglesia católica y el Gobierno de Nicaragua están fracturadas desde junio pasado, cuando el Episcopado, en su calidad de mediador de un diálogo nacional para superar la crisis, pidió al presidente Daniel Ortega adelantar a marzo de 2019 las elecciones de 2021, para superar la grave situación de Nicaragua.
Desde entonces los templos católicos han sufrido constantes profanaciones y el clero diversas amenazas y agresiones. El 9 de julio un grupo de simpatizantes de Ortega invadió un templo y agredió al cardenal Leopoldo Brenes, al nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag, así como al obispo Silvio Báez, además de los sacerdotes Edwin Román y Miguel Mántica, algunos de los cuales resultaron heridos.
“Me dolió que los señores obispos tuvieran esa actitud de golpistas”, explicó Ortega el 19 de julio, durante la celebración del aniversario 39 de la revolución de Nicaragua.
El distanciamiento entre la iglesia y Ortega mantienen congelado el diálogo nacional, reclamado a nivel local e internacional como la única vía por la que debe ser superada la crisis.
Nicaragua atraviesa la crisis más sangrienta desde la década de los años de 1980, también bajo la presidencia de Ortega.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) han responsabilizado al Gobierno de Nicaragua por “asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias”, lo que Ortega ha negado.
Las protestas contra Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado, por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario.