Laura Restrepo, una escritora al estilo de Sherezade

Laura Restrepo, una escritora al estilo de Sherezade

Fotografía fechada el 26 de julio de 2018, que muestra a la escritora colombiana Laura Restrepo, durante una entrevista con Efe, en Ciudad de México (México). Como Sherezade, la prolija contadora de cuentos de “Las mil y una noches”, Laura Restrepo podría escribir una historia al día, pero demora tres años para crear una novela y eso le impide hacer real la utopía. EFE/Sáshenka Gutièrrez

 

Como Sherezade, la prolija contadora de cuentos de “Las mil y una noches”, la escritora colombiana Laura Restrepo podría escribir una historia al día, pero demora tres años para crear una novela y eso le impide hacer real la utopía.

“Tengo el ojo siempre abierto para los temas que saltan. En un día se me pueden ocurrir tres novelas; estoy todo el rato inventando novelas, leyendo cosas, viendo a alguien hacer algo. Hasta les pongo título”, confiesa en entrevista a Efe.

Ganadora del premio Alfaguara del 2004 por su novela “Delirio”, Restrepo presentó esta semana en México su nueva obra, “Los divinos”, un desgarrador libro escrito a partir de la historia verídica de violación y muerte a una niña de siete años, en el cual la autora hace un acto de denuncia.

“Lo que quieren lo tienen y si deben violentar, matar, violar, lo hacen porque nadie lo puede evitar. Viven en una cultura en la cual quien tiene dinero hace lo que quiere”, dice al referirse a los jóvenes ricos con actitudes de superioridad, a veces inhumanas.

Publicada por la editorial Penguin Random House, “Los divinos” gira alrededor de la banda de los “Tutti Frutti”, cinco colombianos entre quienes sobresale un sibarita apodado “Muñeco”, con un desprecio total por los demás, quien llega al extremo al raptar a una niña y abusar de ella de manera bestial.

“Quise asumir estas figuras recurrentes y uno se pregunta por qué son tan iguales gentes sin conocerse y de culturas distintas”, dice Restrepo, frustrada porque la historia horrible de su novela aconteció en Bogotá, pero pudo haber sucedido en Lima, Caracas, el Estado de México o cualquier otro lugar.

En un recorrido por 227 páginas en el cual se siente el aroma a periodismo de su prosa, Restrepo refleja el mundo de los chicos con dinero que viven por encima de todo y de todos. Con diálogos fuertes deja una foto de la impotencia de los habitantes de barrios pobres ante las andanadas de tipos sin educación y solo billetes.

Restrepo acepta que lo más duro fue el crimen, ocurrido lejos de los territorios de la ficción. En siete meses, menos de la cuarta parte del tiempo que emplea en crear una novela, esta vez escribió sin parar y también perdió el sueño por las emociones.

“La escritura fue una forma de cumplir, no me pregunten con qué. Una novela no da respuestas, no plantea tesis ni es agitación, pero es lo que hago. Una forma de arropar a la niña, de arropar a otras para que esto no suceda más”, dice al explicar por qué escogió un tema tan álgido.

Restrepo hace un gesto de dolor y cuenta que después de escribir sobre los cinco “Tutti Frutti” sucedió en España la violación de una joven de 18 años por parte de cinco hombres conocidos como “La manada”.

“Las similitudes son constantes y nos preguntamos por qué. En la violencia grupal contra las mujeres, aparece la solidaridad masculina en torno a los rasgos más machistas”, lamenta.

Elogiada por los premios nobel Gabriel García Márquez y José Saramago, quien aseguró que cuando la escritura llega hasta donde la llevó Laura Restrepo hay que quitarse el sombrero, la colombiana es una de las autoras más consagradas de habla hispana, pero mantiene la misma inquietud por contar historias que a los 20 años.

“Se me ocurre algo, un recorte, una lectura y entonces tomo nota y saco un cuaderno. Las ideas las dejo madurar y cuando termino una novela viene un momento feliz, poner sobre la mesa los cuadernos y escoger la próxima entre los temas en gestación”, revela.

Dice que a su edad está consciente de no tener una autopista por delante porque tarda tres años en escribir una novela y a sus 68 años, si hace un cálculo de cuánto le queda a su mente funcionando, no son muchos los bloques de tres que caben.

“Debo ser selectiva. La medida del paso de los años es dura y además realista. No hay tiempo para muchos más libros”, acepta.

Termina la plática. Laura Restrepo recobra el optimismo y entonces hace la mejor confesión del día.”Cuándo viajo en aviones pido que no se caigan para poder escribir por muchos años más”, revela con aires de una Sherezade de los tiempos modernos. EFE

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