Los carteles de la totoaba desaparecen la fauna para hacerse con la “cocaína del mar”

Los carteles de la totoaba desaparecen la fauna para hacerse con la “cocaína del mar”

Foto: Operation Fake Gold

 

El tráfico de la totoaba capturada en mares mexicanos dos caras: “El M11” y el “P9”, que son quienes controlan los envíos desde el estado de Baja California hacia países de Asia. El primero tiene nexos con el Cártel de Tijuana y el segundo es un prominente y respectado hombre de negocios.

Infobae

Estos son solo parte de los hallazgos de la investigación Operation Fake Gold (Oro Falso), realizada durante 14 meses por la organización Elephant Action League (EAL), a través de la cual un equipo integrado por un ex agente del FBI, en ex capitan de la organización Sea Shepard y un integrante de EAL recabó información que será usada en el documental “Vaquita – Sea of Ghosts”, relacionado con la extinción de la vaquta marina, y producido por el actor Leonardo DiCaprio.

Endémico del Alto Golfo de California de México, el pez totoaba enfrenta desde hace décadas una dura caza furtiva porque su vejiga natatoria (un órgano de flotación que disponen los peces óseos en forma de ‘bolsa’, con paredes flexibles ubicado debajo de la columna vertebral) es enormemente codiciado en China, donde se le atribuyen capacidades afrodisíacas y medicinales.

“Se dice que da mayor potencia sexual, disminuye el colesterol, mejora la circulación, rejuvenece la piel y otorga longevidad a quien la consume”, destacó en 2014 en tribuna la senadora mexicana Diva Hadamira.

Su precio es más alto que el de la cocaína y que el oro mismo. La pesca ilegal de totoaba, además, amenaza con acabar con otra especie única en el mundo, la vaquita marina, un cetáceo del que se sospecha que quedan ya menos de 40 de ejemplares.

Foto: Operation Fake Gold

 

La investigación detalla las operaciones desde la pesca en México hasta la venta en china y cómo el negocio involucra a cárteles de la droga, tráfico de especies, complicidades de autoridades y amenazas a pescadores.

“Fue muy difícil y delicado Es por eso que trabajamos durante más de un año, se necesita tiempo para este tipo de operaciones. Primero tuvimos que crear una red confiable de informantes y fuentes, luego nuestros equipos encubiertos se comprometieron con los objetivos y recopilaron la mayor cantidad de información posible”, comentó a Infobae Andrea Crosta, directora de EAL, organización ambientalista, contactada vía correo electrónico.

“En China, nuestro trabajo fue menos peligroso, en mi opinión, porque las personas que trabajan con totoaba no son muy peligrosas. Pero los ciudadanos chinos, incluso los delincuentes, tienen mucho miedo del Estado chino y las leyes chinas… por otro lado, en México, los traficantes de totoaba, tanto chinos como mexicanos, no temen a las autoridades mexicanas. Su negocio ilegal es muy fácil. Están muy cómodos en México porque saben que nadie los tocará”, agregó.

Cárteles, tráfico, dinero

De acuerdo con la investigación, la cadena de suministro de Totoaba empieza en el Alto Golfo de California, donde a pesar de que el pez es una especie en veda desde 1974, las cooperativas pesqueras la capturan ilegalmente.

Se estima que el 80% de los pescadores en el municipio de San Felipe, en Baja California (la principal zona de pesca), realiza la actividad de manera ilegal. El dinero es una buena explicación para correr el riesgo: su salario promedio mensual es de entre USD 400 y 500, mientras que una sola vejiga de totoaba que pescan en una noche, tiene un precio de   USD 5.000.

En el mercado negro en China el gramo puede alcanzar un precio de hasta USD 46, mientras que el gramo de oro se ubica en aproximadamente USD 40 según datos de Fake Gold.

El precio aumenta conforme se integran personas a la cadena: el pescador vende el kilo a un primer comprador entre USD 3.500 a 5.000 que en San Felipe o Tijuana lo vende entre USD 5.000 y 8.000. Una vez que llega a las tiendas en China el producto se ofrece al consumidor a precios de USD entre 20.000 a 80.000 por kilo.

Foto: Infobae

 

“Las vejigas generalmente se descargan en las playas locales, los cazadores furtivos también toman las vías marítimas y descargan el producto en Puertecitos, Santa Clara (en el estado de Sonora), donde existe total impunidad ya que el área está gobernada por los cárteles de la Totoaba”, reveló el documento.

Las redes mexicanas y chinas con base en Baja California facilitan el tráfico. La organización identificó al menos tres grandes cárteles de la totoaba que se dedican a este ilícito porque es menor riesgoso que traficar con drogas.

“Lo que identificamos en México son verdaderos ‘cárteles de totoaba’, que son grupos formados por delincuentes mexicanos, ex narcotraficantes, pescadores y propietarios de cooperativas pesqueras, empresarios y traficantes chinos, que alimentan la caza furtiva y el comercio ilegal. Estos cárteles no son muy diferentes de otros grupos delictivos que trafican productos de vida silvestre en otros países, lo que hace que el trabajo para combatir a estas personas en México sea más difícil y peligroso porque las leyes mexicanas sobre delitos contra la vida silvestre son muy débiles, y el Estado, la autoridad, a menudo no está presente y / o es corrupta”, señaló Crosta.

De San Felipe, la mercancía se mueve rápidamente a las operaciones centrales de contrabando en ciudades como Tijuana y Mexicali, ambas en la frontera con EEUU.

Foto: Operation Fake Gold

 

El producto se enrolla para ser transportado dentro de compartimentos ocultos en automóviles o camionetas, en bolsas o amarrado al cuerpo de alguna persona. La mercancía llega a ciudadanos chinos de Mexicali, Tijuana, Ensenada, Mazatlán, Puerto Peñasco, Guaymas, La Paz o Calexico, en California quienes compra las vejigas natatorias y las mueven con mulas.

Las vejigas se pasan de contrabando a través de países de tránsito como Hong Kong, Corea del Sur, Japón, Taiwán y otros, incluido Estados Unidos. Un medio de envío es en el equipaje documentado que viaja en vuelos conectados. “Este sistema parece eludir los controles actuales de los aeropuertos. Las fuentes indican que Beijing, China, es una de las estaciones de transferencia donde no hay inspección del equipaje documentado”.

La banda autollamada “El Chino Más Viejo”, en Tijuana, desarrolló durante años el comercio ilegal de totoaba y otras especies marinas

Las cabezas de la mafia

EAL descubrió que estos cárteles están dirigidos principalmente por tres mexicanos que financian a los cazadores furtivos, y luego venden las vejigas natatorias a un grupo de comerciantes y empresarios chinos bien conectados que residen en México.

Pero hizo énfasis en dos personajes: el “M11”, un ex colaborador del Cártel de Tijuana, y “P9” un empresario de origen chino que sería la conexión con el país asiático. “Ambos deberían ser buscados de inmediato, especialmente P9, el comerciante chino y sus redes, porque son los comerciantes chinos en México los que habilitan y alimentan la caza furtiva y todo el comercio ilegal. Son el eslabón más importante de la larga cadena de suministro ilegal desde México hasta China. Si derrotas a los comerciantes chinos de totoaba en México, toda la cadena de suministro colapsará, y las personas muy peligrosas como ‘M11’ no podrán vender la totoaba a nadie”, expresó la directora de EAL.

“M11” es un personaje de 37 años de edad, conocido por haber infundido temor entre los pescadores de la zona para controlar el tráfico de toaba en San Felipe. Gracias a su relación con el Cártel de Tijuana, puede usar las mismas rutas que utiliza el grupo criminal para el tráfico de droga. También es conocido por su riqueza: sólo en San Felipe tiene 17 casas y 27 autos; se ha casado dos veces, pero tiene hijos con cuatro mujeres diferentes. “Dondequiera que vaya su cabeza tiene precio”, dijo una fuente citada en el informe.

El grupo que lidera está armado con pistolas, granadas y también grandes cantidades de dinero que utiliza para pagar sobornos a autoridades de todos los niveles, según el informe. A pesar de ser un “prominente” empresario, “P9” está identificado como integrante de “El Chino Más Viejo”.

El reporte señala que “P9” suministra fondos a los integrantes de los cárteles de la totoaba para comprar vejigas directamente a los pescadores y las “mulas” que transportan el producto a Tijuana, Ensenada o Mexicali.

Una fuente que está muy bien informada, indicó que él no es directamente parte de la mafia china, pero trata con ella para el comercio de productos ilícitos. “Ha dirigido varios negocios en México durante muchos años. Opera en Tijuana y Ensenada y se lo conoce como uno de los ‘ancianos chinos’, una comunidad fuertemente conectada de hombres de negocios, bien educados que manejan empresas comerciales tanto legales como ilegales”, según el informe.

Además del tráfico de especies silvestres, también se le ha relacionado “con el tráfico de personas”, pero él solo admite que se dedica al negocio de productos del mar para importación y exportación.

“Estoy segura de que el gobierno mexicano tiene sus formas de detener a esta gente. Los medios y la gente piensan que los pescadores son el problema, que son los villanos principales, los malos de esta historia. Pero no es correcto. Los pescadores en San Felipe y Santa Clara son en general pobres, a menudo explotados por los traficantes o atraídos a la delincuencia porque simplemente no es posible resistir a tanto dinero en un área deprimida como esa”, finaliza Crosta.

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