Gaza y las poblaciones israelíes adyacentes volvieron este viernes a una relativa tranquilidad tras la entrada en vigor en la medianoche de un acuerdo de “calma por calma” mediado por Egipto y la ONU, tras 24 horas de cohetes de las milicias y bombardeos de represalia israelíes. EFE
Varias restricciones de seguridad se mantuvieron durante la mañana en las zonas cercanas a la frontera con Gaza como la prohibición de hacer reuniones de más de 500 personas, trabajos agrícolas y actividades educativas al aire libre, limitando estos a zonas protegidas y seguras, confirmó a Efe una portavoz del Ejército.
El pacto de no agresión fue anunciado anoche por las milicias palestinas, lideradas por el movimiento islamista Hamás, y aunque Israel negó una tregua, habría aceptado “mantener la calma si encontraba calma”, informó hoy la radio estatal israelí Kan.
Lo que ocurra hoy, cuando se esperan nuevas protestas en Gaza junto a la valla como parte de la Gran Marcha del Retorno que comenzó el 30 de marzo y se repiten cada viernes, será un examen sobre la volatilidad y las posibilidades de volver a otra ronda de violencia, añadió este medio mencionando fuentes de seguridad israelíes.
Alon Davidi, alcalde de Sderot, una de las poblaciones israelíes colindantes con Gaza, calificó el alto el fuego como un error.
“Entiendo el deseo del Gobierno de entrar en las negociaciones pero Israel debe terminar con el terror con ayuda militar. Esta guerra intermitente no es sana”, declaró según el digital Ynet sobre los alrededor de 200 proyectiles lanzados desde la noche del miércoles desde la Franja, que dejaron una veintena de heridos.
Egipto y el enviado especial de Naciones Unidas para la Paz en Oriente Medio, Nickolay Mladenov, intercedieron ayer de nuevo como han hecho en las recientes escaladas que se suceden desde hace dos meses y actualmente intentan consolidar una tregua de larga duración que Israel y Hamás están negociando de forma indirecta.
Durante el Gabinete de Seguridad israelí (Comité Ministerial de Asuntos de Seguridad Nacional), celebrado anoche en Tel Aviv, el titular de Defensa, Avigdor Lieberman, apostó por una operación militar a gran escala en Gaza, a la que se opuso el primer ministro, Benjamín Netanyahu, según el diario Maariv.
En Gaza la calma predominó durante la mañana después de una intensa jornada ayer con alrededor de 150 bombardeos israelíes de represalia que se saldaron con tres muertos – un miliciano y una mujer embarazada y su hijo de año y medio – y más de 40 heridos, según fuentes sanitarias del enclave.
El movimiento islamista anunció ayer sobre las 14.00 hora local, que daba unilateralmente por finalizada la escalada, pero siguieron los lanzamientos de cohetes desde el enclave palestino por la tarde, y uno de ellos alcanzó una zona despoblada de Bersheva, a 40 kilómetros de la Franja, por primera vez desde 2014.
El portavoz de Hamás en Gaza, Sami Abu Zuhri, dijo hoy que la reciente escalada demuestra que “Israel es muy débil y puede ser derrotada fácilmente”.
Ambas partes han declarado que se mantienen en alerta y que “cualquier violación” será respondida.
“Antes de buscar cualquier acuerdo, Hamás quiere aumentar su crédito militar para terminar el conflicto con una gran victoria y un equilibrio con Israel”, opinó el analista político Akram Atallah, en el diario palestino Ayam.
El de ayer fue el cuarto repunte de tensión en un mes, contenida con frágiles treguas el 15 y 21 de julio, y la mediación egipcia y de la ONU el pasado 26 de julio, tras otra noche de intercambio de fuego en la que tres miembros de Hamás murieron y un soldado israelí resultó herido.
La tensión de esta última escalada comenzó con un incidente el martes en el que dos milicianos islamistas murieron en un bombardeo tras haber hecho disparos en dirección a Israel pero que Hamás asegura que se trataban de una exhibición militar y no de un ataque.