El vejamen del diputado Requesens
ha provocado una náusea colectiva.
Todavía estamos vivos como sociedad.
Elías Pino Iturrieta
Hoy echo mano de proverbio latino: Homo sum, humani nihil a me alienum puto que significa “Soy un hombre, nada humano me es ajeno”, para consignar mi repudio y mi consternación ante los graves atropello sufridos por el legítimo diputado, infligidos por la peste que se encuentra aposentada en Miraflores.
Nada humano me es ajeno. No se trata de poner de poner de lado ni obviar en modo alguno los ingentes problemas, las tragedias ni las dificultades que hoy vivimos en Venezuela, esas que arruinan cada día más nuestras condiciones de existencia, sino de prestarle atención al presunto “atentado” a quien ocupa hoy la silla de palacio y la supuesta vinculación del inocente parlamentario con ese hecho.
Fotos, videos, declaraciones trucadas o manipuladas, rifirrafes en las redes sociales, entre otros elementos, dan cuenta de cuán dificultoso se ha tornado el caso, de lo impreciso imposible de llegar a una mínima sensatez, alcanzar una simple claridad de pensamiento, un acercamiento minúsculo a la realidad de los hechos.
Ya son varios los medios nacionales e internacionales que repiten el grave error. El diputado legítimo Juan Requesens no ha reconocido culpabilidad alguna, no ha confesado nada ni delatado a nadie sobre la comisión de ningún delito. Es un secuestrado y torturado del ch …abismo.
En un país donde abunda tanta incertidumbre, brilla la desesperanza y la orfandad de certezas hace de las suyas.
Sin embargo, no hizo falta que el psiquiatra saliera en interiores, mucho menos desnudo, para dejar en evidencia sus miserias, sus inmundicias. No hay marca ni traje que cubran tantas ruindades.
La narrativa del desgobierno se vino abajo una vez más. No dan pie con bola, son incapaces de atinar a una verdad, todo lo dicho o transmitido (aunque sea la claridad del agua) resultará oscuro como la tenebrosa noche. Ya nadie les cree ni la oración más bendita, se espantan de su propia sombra, si la tienen.
Lejos de desprestigiarlo, de hacer mella en su afán libertario, de hollar en su integridad ciudadana y personal, de disminuirlo en su firme convicción democrática, de horadar su bizarra juventud, la peste chavista solo ha logrado, aún más, enaltecer la figura del joven diputado.
Hoy vemos con solidario dolor las expresiones del doctor Requesens Gruber, padre del secuestrado diputado. Es el grito de un padre honesto que ve a su hijo sufrir los maltratos de la barbarie; el lamento de un profesional de la medicina, honesto y capacitado; la nobleza de un ciudadano cuya vida está libre de procesos criminales y de estafas al fisco.
Un padre que ha sabido criar a sus hijos, que seguramente y sin duda alguna, los ve y podrá ver siempre fijamente y de frente a sus ojos y sin ninguna vergüenza.
Al enterarme de que la doctora Mitchelle Bachelet ha sido designada en importante en la ONU, le he manifestado mi preocupación. Hoy en mi país, refugio de tantos chilenos perseguidos por la dictadura criminal pinochetista, la peste chavista ha secuestrado o desaparecido a un diputado legítimo, sometiéndolo a tratos crueles y degradantes que violan sus DD. HH.
Ya usted sabe qué hacer, doctora Bachelet. Es más, creo que desde ya usted debe, por razones humanitarias, pedir información e ir recabando documentación sobre este abominable hecho que ocurre en mi país. Se impone el respeto a la dignidad humana.
Y este llamado encuentra asidero en la desidia que han demostrado los funcionarios encargados de velar por las libertades públicas y ciudadanas.
Se sabe que el vate quebrado que funge de fiscal, ignora –quizá ex profeso- que al diputado legítimo, hoy secuestrado, le han infligido tratos crueles que atentan contra sus más elementales DD.HH, olvidando olímpicamente que en abril de 2002, muchas voces se levantaron en su defensa.
Somos más los que queremos salir de esta barbarie que sembró en mala hora, aquel desquiciado milico golpista, resentido y delirante. Salir como merecemos de este pozo hondo plagado de miseria, esta ruina en que nos ha sumido esta pesadilla ya casi veinteañera que en mala hora encontró lugar en el país, y su hatajo de delincuentes.
Remedios La Bella dibujaba animalitos en las paredes con una varita embadurnada de sus heces. Aquí un psiquiatra escribe su autobiografía con el residuo de sus miserias.
Remedios, una inocente. Éste, un desquiciado resentido.
Jesús Peñalver