Citgo y Crystallex, por José Toro Hardy

Citgo y Crystallex, por José Toro Hardy

 

Una escena impactante que quedó profundamente grabada en la memoria colectiva de los venezolanos fue la de aquel mandatario, parado en una esquina de Caracas, vociferando: “¡Exprópiese! ¡exprópiese! ¡exprópiese!”





Un Estado tiene el derecho a expropiar apegándose a la ley, pero el ejercicio de su soberanía conlleva responsabilidades a nivel nacional e internacional.

Crystallex es un caso emblemático. Veamos:

Después de desconocer en el 2002 la venta que hace la minera canadiense Placer Dome de sus intereses en la mina de oro Las Cristinas, el Presidente Chávez le otorga la concesión a Crystallex. Posteriormente la nacionaliza alegando que: “Esos minerales son para los venezolanos, no para las transnacionales”. (Curiosamente la concesión le fue entregada recientemente a otra transnacional)

Se inicia un tortuoso proceso de arbitraje ante el CIADI (tribunal de arbitraje del Banco Mundial) que gana Crystallex.  Ello conduce a una decisión de una Corte Federal de Washington que permitía a Crystallex apoderarse de los activos del estado venezolano en los EEUU, incluyendo PDV Holding y su subsidiaria Citgo.

El caso se complica entonces porque el 100% de las acciones de CITGO fueron  gravadas: 51,1% para garantizar el pago de los  bonos de PDVSA cuyo vencimiento se renegoció para el año 2020 y 49,9% en garantía por un préstamo de $ 1.500 millones de por la empresa rusa Rosneft. Algunos pensaron que PDVSA se estaba insolventando adrede.

Un Juez de Delaware acaba de decidir que siendo Citgo una filial 100% de PDVSA que a su vez pertenece a la República de Venezuela, cabe concluir que Citgo es un “alter ego”  de la República y en consecuencia, a pesar de las objeciones de Caracas, Crystallex puede proceder a incautar $ 1.400 millones en compensación por la expropiación de que fue objeto.

Tal decisión será apelada ante una Corte Federal.

Como venezolano y como ex Director de PDVSA deploro profundamente esta situación. La misma es el resultado de las acciones de unas autoridades irresponsables.

¿Qué está en riesgo?

CITGO es el principal brazo comercializador del petróleo venezolano. Llegó a disponer de 8 refinerías en el país norteño con capacidad para refinar 1,8 millones de barriles diarios, así como  66 terminales, participación en oleoductos que atravesaban a los EEUU de sur a norte y 15.750 estaciones de servicio (franquicias) abanderadas con la marca CITGO. Esos activos, en conjunto, nos permitían el raro privilegio de poder llevar los crudos venezolanos desde nuestro subsuelo hasta el tanque de gasolina de los automovilistas americanos pasando todo el tiempo por instalaciones venezolanas. Gracias a esa perfecta integración vertical habíamos llegado a controlar el 10% del mercado de gasolina más grande del mundo: el de los EEUU.

Sin embargo,  el actual régimen fue debilitando esa posición. De los 1,8 millones de barriles diarios que exportábamos a los EEUU hoy enviamos menos de 500.000. Nos hemos desprendido de los oleoductos y nos quedan quizá 3 refinerías. Nuestro potencial de refinación cayó a la mitad y de las 15.750 estaciones de servicio quedan menos de 6.000. Aún así, ese país sigue siendo el principal destino de nuestras exportaciones petroleras y, por cierto, de los pocos que aún nos paga en efectivo.

Si la Corte Federal ratifica la decisión del Juez de Delaware, el caso adquirirá dimensiones inimaginables. Sentado ese precedente, más de 20 arbitrajes internacionales pendientes procurarán cobrarse, al igual que los acreedores de la deuda financiera morosa tanto de la República como de PDVSA. Se formaría un concurso de acreedores para disponer de los despojos de Citgo. Los tribunales tendrán que decidir además si la entrega en garantía del 51,1% de  sus acciones a los tenedores de los bonos 2020 de PDVSA o la del 49,9% de sus restantes acciones a la rusa Rosneft fue fraudulenta, lo cual acarrearía consecuencias penales. Además, incapaz ya de pagar sus deudas, tanto PDVSA como la República caerían en situación de default.

PDVSA quedaría mortalmente herida. Habríamos perdido nuestro principal acceso al mercado. Sería el resultado de las acciones de unos advenedizos dogmáticos que creyeron que con El Capital de Marx bajo el brazo  podían hacer y deshacer como les viniera en gana con el destino de Venezuela.

@josetorohardy