Se conoce como antropofagia el acto de consumir carne humana practicada hasta ahora por aisladas tribus del África y algunos indígenas americanos.
La historia registra hechos puntuales donde las circunstancias han obligado a ello, tal como los integrantes de un accidente aéreo en Sur América conocido como “los sobrevivientes de los Andes”, quienes lograron sobrevivir gracias a la ingesta de compañeros fallecidos.
En la actualidad se escuchan expresiones como esta: “al ritmo que vamos, terminaremos comiéndonos unos con otros”.
La crítica situación del país, escasez de medicinas, alimentos, la hiperinflación. El salario que no alcanza para comer tres días y menos para cubrir gastos de calzado, ropa, servicios públicos, educación de los hijos.
Haciendo una comparación, analogía o semántica, apreciamos la aparición de una clase social “antropófaga” en la sociedad venezolana. Son los chavistas, maduristas y cabellistas (todos descabellados).
Para empezar “se tragaron” la mayor empresa productora de riqueza en Venezuela: PDVSA. Están terminando con el arco minero del Orinoco, pero ya se comieron a Sidor, Venalum, Bauxilum, Alcasa, el Guri y toda la CVG. Las cementeras, los ferrys y la Zona Franca de Margarita, líneas aéreas, el parque automotor e industrial. La infraestructura agropecuaria, laboratorios farmacéuticos, fábricas de alimentos, cauchos para automóviles, baterías. El puerto pesquero internacional de Güiria, la flota atunera nacional, enlatadoras de sardinas, entre otras; pero crearon la mayor industria de la corrupción y delincuencial del país, generando la más alta desconfianza, al extremo que nadie está dispuesto a invertir un solo bolívar en Venezuela… ¡Que bárbaros!
Ahora, ante el insólito hecho de un supuesto magnicidio o intento de asesinato a Nicolás Maduro, todo está oscuro, indefinido y confuso.
Aunque pareciera más bien un montaje de la inteligencia rusa-cubana con la intención de oxigenar la revolución comunista, de ser cierto no estoy de acuerdo con tal práctica. Maduro si debe salir del poder por ser el principal responsable de nuestros males; pero por otros medios: el constitucional, electoral y pacífico.
Sin embargo, cabe una reflexión e interrogante: ¿quién será más asesino, criminal y dañino a la sociedad venezolana? ¿El desadaptado que utilizó un ‘drón’ para transportar una carga explosiva o un ciudadano quien en forma intencionada, flagrante, deliberada y premeditada ha producido la ruina y el empobrecimiento de la República?
Además es el principal culpable de la diáspora o desplazamiento forzoso al extranjero de más de dos millones de compatriotas. Un “presidente” destructor de toda la economía del país. El primer responsable de las enfermedades y muerte de miles de venezolanos porque no consiguen los medicamentos para aliviar y curar sus males.
Y lo más grave, se niega a reconocer esta situación de emergencia, lo cual dificulta el acceso de un canal humanitario de naciones dispuestas a suministrarnos gratuitamente alimentos, medicinas y otros insumos.
Termino citando al poeta universal cumanés, Andrés Eloy Blanco: “quien aspire gobernar debe demostrar capacidad para ello”.
Cristian Silva Potellá
Secretario general estado Sucre
Unidad Visión Venezuela
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