Durante 10 años tomó nota de todo lo que escuchaba y veía: nombres, direcciones, teléfonos, cantidad y peso de los bolsos llenos de dólares que le ordenaban entregar.
Los cuadernos de Óscar Centeno, conductor de un alto funcionario del gobierno de Néstor Kirchner, develaron una escandalosa trama de corrupción. En menos de dos semanas, la justicia argentina ha imputado a 38 personas, detenido a 15 y tomado declaración a 9 arrepentidos que están colaborando. Entre ellos, el presidente de la Cámara de la Construcción quien detalló cómo las empresas privadas debían pagar sobornos del 15 y 25% para obtener contratos de obras públicas.
La confesión más impactante ha sido la del ex funcionario Claudio Uberti quien aseguró que le llevaba a Néstor Kirchner los bolsos con el dinero que recaudaba de las concesionarias viales y que hacía las entregas en la propia Casa Rosada o en la residencia presidencial de Olivos. Uberti también confirmó que Cristina Kirchner estuvo presente varias veces y que el encargado de comunicarle sus tareas era el exministro de planificación Julio De Vido.
Al principio, la trama de sobornos pretendía conseguir dinero para las campañas del kirchnerismo, pero luego las recaudaciones no se correspondían con los tiempos electorales.
Uberti, De Vido y Kirchner viajaban con frecuencia a Caracas. No en vano les llamaban “la embajada paralela en Venezuela”. Empresarios argentinos con inversiones en nuestro país afirman haber sido extorsionados por el grupo, supuestamente a cambio de proteger sus intereses frente el afán estatificador de Chávez.
Uberti es conocido por el famoso caso del maletín de Antonini Wilson en el cual quedó al descubierto el financiamiento ilegal de Hugo Chávez a la campaña de Cristina Kirchner con recursos de la Pdvsa “roja-rojita” de Rafael Ramírez.
El argentino fue uno de los muchos episodios de subvención política ilegal del gobierno de Chávez a otros países. La larga lista incluye a Evo Morales, Rafael Correa, Ollanta Humala, Daniel Ortega y varios políticos caribeños. Dirigentes de los partidos españoles Podemos e Izquierda Unida también obtuvieron lo suyo, ya fuera por medio de honorarios por asesorías a través de la Fundación CEPS, o por compras de aceite de oliva sobre-facturadas, a través de un alcalde de Izquierda Unida.
Por su parte, Nicolás Maduro recibió 35 millones de dólares de Odebrecht para la campaña de 2013 a cambio de velar por los intereses de la contratista brasileña, cuyas sobre-facturadas obras aún no han terminado. Por ello Maduro ha sido condenado por el TSJ en el exilio.
Odebrecht, que salpica a varios países y Lava Jato en Brasil, ponen en el tapete la urgente necesidad de legislar sobre el financiamiento de la política.
¿Cuánto cuesta el ejercicio de la ciudadanía en una democracia? ¿Cuánto dinero se requiere para financiar campañas y partidos?
El financiamiento de la actividad política debe ser transparente y público. Por desgracia, en el debate realizado en la Constituyente de 1999 se impuso la tesis de Chávez de privatizar la política al prohibir su financiamiento con fondos públicos, abriendo así la puerta a oscuras subvenciones privadas que, la mayoría de las veces, están relacionadas con la corrupción.
Como si esto fuera poco, todos conocemos la forma abusiva como el Psuv ha dispuesto de la hacienda pública a su antojo. Para el chavismo no hay límites que separen al Estado del partido. Antes para Chávez y ahora para Maduro, el Psuv es el Estado y el Estado es el Psuv. Es la sustitución del Estado de Derecho por un Estado delincuente.
@TablanteOficial
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