Los venezolanos estrenan este lunes una nueva familia de monedas y billetes -la cual han visto solamente en las fotos que difunde el gobierno bolivariano- en medio de la incertidumbre sobre si las medidas anunciadas por el presidente Nicolás Maduro contendrán o agravarán la crisis económica del país petrolero.
El llamado Bolívar Soberano sustituye al Bolívar Fuerte quitándole cinco ceros, en la segunda reconversión en una década en la que el país no ha logrado acabar con una paralización del aparato productivo, y que sufre una recesión desde hace cinco años e hiperinflación desde fines del 2017.
El gobierno ha dicho que para facilitar el proceso algunos de los viejos billetes, como el de 1.000 bolívares, convivirán con los nuevos por un tiempo, pero no ha dado detalles.
Los nuevos billetes aún no estaban disponible en los cajeros.
El presidente Maduro declaró el lunes como un día no laborable y la banca dejó de funcionar desde la tarde del domingo por unas horas para adaptar sus sistemas a la reconversión monetaria.
Caracas lucía el lunes como en un día festivo, sin mayor tránsito ni filas en comercios o gasolineras.
Críticos y economistas dudan de la eficacia del conjunto de medidas anunciadas por Maduro el viernes pasado y alegan que ni el gobierno podrá pagar a su nómina de unos tres millones de burócratas con el nuevo salario mínimo.
Ese sueldo entrará en vigencia el 1 de septiembre, dijo Maduro el domingo por la noche.
Cada trabajador ganará 1.800 bolívares soberanos, el equivalente de 180 millones de bolívares de la moneda anterior, lo que supone una enorme carga para las empresas, que luchan por mantenerse a flote en medio de estrictos controles de precios y cambio.
Algunos partidos opositores, sindicatos y gremios han llamado a un paro general el martes en protesta por las medidas, que incluyen aumentos impositivos.
En la ciudad central de Valencia, Betzabeth Linares, un ama de casa de 47 años, dijo el domingo que quiso comprar una caja de té de manzanilla y le asombró el precio en el mercado.
“Esto se salió de control. Los precios están por las nubes. Me preocupa mucho lo que veremos desde ahora. No nos da tiempo de adaptarnos. Lo que angustia es pensar qué comeremos, a este ritmo, la verdad no lo sé”, dijo.
Con información de Reuters