La energía ha sido el pilar fundamental del desarrollo mundial. Es el símbolo del poder político y económico, el factor determinante de la jerarquía de las naciones y un indicador del éxito y el progreso. Vivimos en un mundo totalmente dominado por la energía: la producimos para calentarnos, alimentarnos, desplazarnos, educarnos, construir y cambiar nuestro futuro. Su acceso es el principio geopolítico que rige a los gobiernos y el incentivo principal del siglo XXI.
En el transcurso del tiempo hemos experimentado diversas formas de energía: la leña, el carbón, el petróleo, el gas y las energías renovables. Pero el petróleo ha sido el protagonista y forjador de la política y economía del siglo XX, por ser insuperable en cuanto a calidad y versatilidad. Ese “aceite de piedra” se conoce desde hace miles de años, cuando se usaba para calafatear embarcaciones, como cola y linimento. En Grecia fue utilizado como arma de guerra en las flechas llameantes y el fuego griego (El fin del petróleo, Paul Roberts). Pero su uso comercial en el alumbrado, en lámparas y bujías, se inició en la década de 1850.
En 1859, la compañía Seneca Oil Company perforó un pozo que produjo 35 barriles diarios de petróleo y desde 1860 su uso se perfeccionó en lámparas, cocinas y calefacciones. En 1870, John D. Rockefeller funda la Standar Oil Company of Ohio, con el objetivo de ofrecer un petróleo de calidad constante (un producto standart), en lugar de las mil variedades desiguales que se encontraban en el comercio. En 1882 crea la Standart Oil Trust; y en 1897, el trust toma el nombre de Standart Oil of New Jersey. Pero el empuje industrial de los hidrocarburos nace en 1901, cuando en Texas, los hermanos Hammil perforaron un pozo que llegó a producir 100.000 barriles diarios de petróleo, más que la producción conjunta de todos los demás pozos que existían para esa época. (El fin del petróleo, Paul Roberts).
En Venezuela, el 18 de mayo de 1875, como consecuencia de un terremoto que ocurrió en Cúcuta y que afectó al Estado Táchira, en los terrenos de la finca La Alquitrana propiedad de Manuel Antonio Pulido Pulido, brotó a la superficie gran cantidad de petróleo al que los pobladores lla¬maban alquitrán. El 12 de octubre de 1878, un grupo de venezolanos se reúnen con el señor Pulido y constituyen la compañía Petrólia del Táchira; que por tres años ya venían organizando. Durante ese lapso Pedro Rafael Rincones, uno de sus accionistas, decide ir a Estados Unidos (New York, Pensilvania y Ohio) para aprender el negocio del petróleo. Allá realiza estudios y regresa al país en 1880, después de adquirir los equipos necesarios. Con él llega la maquinaria a Maracaibo, que es desarmada pieza por pieza y a lomo de mula y en carretas de bueyes, inicia su traslado entre el puerto de Encontrados y La Alquitrana”…(La historia petrolera venezolana: La Petrólia. Fernando Travieso, 2102).
La Petrólia del Táchira completó su primer pozo (el Eureka) en 1883, pero desde que operaba en forma artesanal comercializaba sus productos refinados (gasolina, gasoil y kerosene) en los Andes, parte de la región occidental y las zonas colombianas próximas a la frontera con Venezuela. Para 1887, tenía ocho (8) pozos perforados y entre 1920-30 era propietaria de ocho (8) estaciones de gasolina, una refinería y tanques de almacenamiento. Fue la primera empresa petrolera venezolana y su creación se produjo prácticamen¬te al mismo tiempo que se constituyó en los Estados Unidos la Standard Oil de John Rockefeller. Juan Pablo Pérez-Alfonzo señalaba: “Esta compañía venezolana, la primera en explotar, refinar y comercializar con petróleo (…) no cuenta más que como un episodio histórico de oportunida¬des que han escapado de nuestras manos por razones múltiples y difícil de analizar”.
El 31 de julio de 1914, el pozo Zumaque I ubicado en Mene Grande-Estado Zulia marcó el inicio de la producción petrolera en Venezuela; sin embargo, ya para esa fecha la Petrólia del Táchira tenía 30 años explotando el petróleo. Y el 14 de diciembre de 1922, el Barroso II ubicado en el campo La Rosa, reventó con un chorro de 40 metros de altura y un caudal de 100.000 barriles diarios. El Barroso II fue noticia de primera plana en los principales periódicos del mundo, tanto por la cantidad como por el potencial que demostraban nuestros campos petroleros, lo que hizo que la actividad petrolera mundial se volcara hacia nuestro país.
En Venezuela tenemos más de 100 años viviendo del petróleo. Pero solo por 40 años lo sembramos, lo aprovechamos y nos sirvió de palanca para nuestro desarrollo: Carreteras, autopistas y puentes; industrias básicas y represas hidráulicas; educación, colegios y universidades; hospitales y sistemas de salud nacional; Pdvsa, Petroquímicas y refinerías. Todas estas obras e infraestructuras hoy han sido destruidas por este régimen malandro chavista-madurista.
*Abogado
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@JMColmenares