Los nicaragüenses que participaban este sábado en una caravana de vehículos para protestar contra el Gobierno del presidente Daniel Ortega en el marco de la crisis que atraviesa Nicaragua, se dispersaron ante el “asedio” policial y de civiles armados afines al Ejecutivo, denunciaron sus organizadores.
EFE
La caravana, en la que participaban cientos de manifestantes, se dispersó cerca del Centro Comercial Managua cuando iba rumbo hacia los barrios orientales de la capital, ante el asedio de policías que, a bordo de camionetas y acompañados de civiles armados, entre ellos algunos encapuchados, seguían de forma paralela el recorrido opositor, según el Movimiento de Autoconvocados.
La Policía Nacional de Nicaragua aún no se ha referido a esa denuncia. La caravana, que partió de la rotonda Jean Paul Genie, en el sur de la capital de Nicaragua, retornó a su punto de origen para evitar violencia, según sus organizadores, que señalaron al Estado de violar el derecho constitucional a la libre movilización.
La caravana -que tenía como destino la ciudad colonial de Granada, 45 kilómetros al sureste de Managua, donde se sumaría a una manifestación antigubernamental- había cambiado su ruta por la presencia de cientos de policías y simpatizantes sandinistas sobre la carretera, dijo el líder estudiantil Edwin Carcache.
La caravana recorrió algunos kilómetros en los barrios de Managua, antes de dispersarse. Los manifestantes acudieron a la rotonda Jean Paul Genie -que se ha erigido como el lugar símbolo de los que protestan contra el mandatario- a pie, motocicletas, automóviles y camionetas y en su mayoría portando la bandera azul y blanco de Nicaragua.
Los organizadores indicaron que la manifestación prevista en la ciudad de Granada se mantiene para horas de la tarde, aunque sin la presencia de los manifestantes de la capital. La Policía Nacional mantiene desplegado cientos de agentes desde la salida sur de Managua hasta Granada.
Desde abril pasado, miles de nicaragüenses han salido a las calles a protestar contra Ortega, en el marco de una crisis que ha dejado entre 322 y 448 muertos, según organismos humanitarios internacionales y locales, mientras el Gobierno reconoce 198 fallecidos y denuncia un intento de golpe de Estado.
Este viernes, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) elevó a 322 la cifra de fallecidos durante las protestas, de los que la mayoría, afirma, perdió la vida “como resultado de la acción estatal”.
Las manifestaciones contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.