El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, telefoneó este viernes con el nuevo primer ministro australiano, Scott Morrison, para felicitarle por su llegada al poder tras una revuelta interna en el gobernante Partido Liberal.
EFE
Según informó este sábado la Casa Blanca en un comunicado, Trump habló la noche del viernes con Morrison y “le felicitó por su reciente selección” para reemplazar al frente del Ejecutivo al conservador Malcolm Turnbull.
“Los dos líderes subrayaron la importancia de la alianza bilateral entre Estados Unidos y Australia, y se comprometieron a seguir cooperando estrechamente en las prioridades que comparten ambos países”, indica la breve nota.
Morrison, de 50 años y un devoto cristiano conocido por su dureza con los “sin papeles”, juró este viernes su cargo como primer ministro tras una revuelta impulsada por el ala conservadora del Partido Liberal para desbancar a Turnbull, que abrió la posibilidad de que se adelanten las elecciones previstas para 2019.
El ala conservadora del Partido justificó la revuelta por su rechazo al plan de Turnbull de abaratar el coste de la electricidad y de reducir las emisiones de gases contaminantes, y también en los malos resultados en las encuestas ante los laboristas.
El comienzo de la relación entre Trump y Turnbull fue tenso, dado que, en enero de 2017, el presidente estadounidense dirigió duros reproches al entonces líder australiano en una llamada telefónica.
Según informes de prensa, Trump criticó un acuerdo por el que el expresidente Barack Obama se había comprometido a recibir a 1.250 refugiados que Australia tenía internados, acusó a Turnbull de exportar a los “próximos terroristas de Boston” y dijo que esa llamada era “la peor” que había tenido con un dirigente extranjero.
No obstante, la tensión se moderó a partir de un encuentro que mantuvieron en Nueva York en mayo del año pasado, cuando Trump declaró que se llevaba “genial” con Turnbull; y ambos se vieron también en noviembre en Manila, donde mantuvieron una reunión trilateral con el primer ministro japonés, Shinzo Abe.