Durante la década de los noventas, muchos países de América Latina emprendieron políticas de liberación económica, Venezuela entre ellos, que apuntaban a la eliminación progresiva de subsidios, equilibrio macroeconómico, reducción del déficit fiscal, entre otras medidas. Las políticas del “Gran Viraje”, durante el gobierno de CAP, y, en menor medida, la denominada “Agenda Venezuela” de Caldera iban en ese sentido, en ambos casos hubo medidas compensatorias para evitar que la carga de los cambios cayeran sobre los menos favorecidos.
Los datos son incontrovertibles, durante la década de los 90s hubo un importante incremento de la actividad industrial, de hecho, uno de los segmentos más activos constituían las denominadas “exportaciones no tradicionales”, exportaciones de productos terminados distintos a nuestro tradicional petróleo.
La inflación comenzó a contenerse y nuestro sistema bancario superó la crisis y pudo ser efectivamente saneado. Empresas públicas deficientes fueron privatizadas, la mayoría terminó siendo buenos ejemplos de gerencia privada como CANTV y SIDOR. Sin embargo, tanto la izquierda borbónica como la derecha nostálgica de Pérez Jiménez (Los Náufragos), en alianza con importantes medios de comunicación, se auto designaron “Notables” y lanzaron un ataque inclemente contra la democracia y la política económica de ajustes, decían entonces que las mismas eran “Neoliberales” y de “Shock”.
Los ataques a la democracia venezolana desembocaron en el advenimiento al gobierno militarista de Hugo en Chávez y el resto es historia patria. Aún hoy siguen hablando de que aquel esfuerzo de equilibrio económico de los noventas era el temido “neoliberalismo”, incluso, sin notar que fue por ignorar aquellas acciones que estamos metidos en la peor crisis económica del continente, la inflación más alta del planeta y una crisis humanitaria que condujo a millones de migrantes hacia los países vecinos. De hecho, les da “nota” a los “Notables” de ayer y a los “revolucionarios” de hoy hablar de “políticas de shock” contra el pueblo sin notar que son ellos los aventajados alumnos, no de Carlos Marx, sino de Milton Friedman.
La denominación de políticas de shock es particularmente elocuente a vistas, no de las políticas aperturistas de los noventas, sino las actuales acciones del madurismo. El shock se obtiene implementado decisiones que generan confusión, miedo, desinformación y desmovilización al conjunto de la población con el fin de mantener el estatus quo político, es decir, que los que gobiernan sigan gobernando, pese a no contar con respaldo público y sin importar las víctimas y los traumas sociales dejados a su paso para, además, imponer políticas claramente perjudiciales.
No soy muy creyente que digamos, de hecho, soy un ateo. Pero hay una cita bíblica digna de ser recordada frente al actual gobierno que aplica la política de shock de la reconversión, “Por sus obras los conoceréis y ellos se conocerán a sí mismos”. Me parece que tras 20 años de hegemonía militar, ya los hemos conocido profundamente. #NoMásDictadura
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