Hoy vemos, con tristeza y nostalgia, cómo la revolución arrasó con su infraestructura, cómo también ha logrado avanzar en la desmoralización de sus trabajadores, que tras faenas rotativas cumplían su jornada para poder llevar el pan a sus hogares y sustentar a los familiares de su entorno como también a los que tenían en sus lugares de origen de donde salieron albergando en sus pensamientos aspiraciones de un mejor porvenir. Desde los más alejados pueblitos del Oriente del país, así como del centro, del Occidente y del Sur.
Sidor siempre fue el reflejo del país, porque allí convergieron los venezolanos de todas las latitudes, guajiros, maracuchos, andinos, margariteños, llaneros, etc.
Por lo antes expuesto, resulta incomprensible que un movimiento con historia, con huellas indelebles en el tiempo, con luchas en condiciones adversas, con un sindicato intervenido, dirigentes perseguidos, detenidos, despedidos y otros que corrieron peor suerte como desaparecidos, hoy se presente desvencijado y macilento. Atrás quedaron las memorables protestas por reclamos justos, por la reducción de la jornada de trabajo, el reconocimiento y mejora del bono nocturno,el tiempo de viaje, la atención a la salud, la educación, los comedores y los baños en condiciones higiénicas.
El contrato colectivo era la Biblia del sidorista y lo blandía con suprema satisfacción. También el tabulador fue una conquista donde se reconocía el conocimiento, habilidad y destreza del trabajador. Asimismo se instaló la meritocracia.
Nada fue de gratis, todo fue logrado con la lucha constante de los matanceros consecuentes.
Hoy surge una nueva polémica, cuando el régimen hace apenas unas horas, a través de sus voceros en la zona del hierro, plantean la desaparición de los tabuladores para imponer un salario igualitario, A raíz del anuncio Presidencial del aumento del salario mínimo a 1.800 bolívares soberanos, los sindicaleros rojos rojitos están planteando que ese salario sea universal, que lo devengue desde el Presidente de la empresa hasta el más humilde de los trabajadores, obviando, conocimiento, trayectoria, nivel académico, etc.
De acuerdo a mi criterio, todos somos iguales y tenemos derecho a salud, educación, seguridad, acceso a viviendas dignas, tener buenos servicios básicos, pero en lo laboral no veo justo que todos seamos remunerados por igual, dejando a un lado los riesgos a que nos exponemos, responsabilidades, experiencia, antigüedad, pericia en nuestros puestos de trabajo. Lo que buscan es eliminar las convenciones colectivas de facto con salario exótico de 1800 BsS, que a corto plazo no resolverá ni cubrirá las necesidades del trabajador venezolano y estarán distribuyendo la miseria por igual que es su principal objetivo, los espejitos para extraer el oro que usaban los españoles hoy los usurpadores los cambian por petros para engañar al pueblo.
¿Un albañil de primera debe de ganar igual que un ayudante?
Sea privado, público, mixto, patrón es patrón y el trabajador siempre será irreverente. La lucha está planteada y debemos abordarla con firmeza y decisión.
Hendryck Martinez
Sidorista activo.
Dirigente del movimiento laboral “Unidad Matancera”