Caracas 29 de Agosto de 2018. Año final del gobierno de Maduro y del sub-imperialismo cubano.
1- Estimados venezolanos.
Es cierto que estamos mal. No nos damos abasto para hacer las cosas que normalmente hacemos. No nos alcanza el tiempo. No nos alcanza el dinero. La comida. Las medicinas.
Estamos estresados por eso, y hasta las cosas más sencillas no nos salen bien. No sabemos cuándo va a terminar esto, pues la dirigencia opositora tradicional está mal, con pugnas internas. Y la dirigencia emergente a nivel nacional está muy lenta para lo que los ciudadanos necesitamos.
2- Huida fallida hacia adelante.
Mientras tanto, el gobierno ha aumentado el nivel de la guerra de desinformación. Y desesperanza. Como único recurso para tapar su descomunal ineptitud.
Ha aumentado los sueldos a niveles gigantescos, sin tener el respaldo para hacerlo. Con una promesa de aumento del precio de la gasolina para cerrar la brecha fiscal. Que no alcanza a cubrir ni 3% del PIB, con los subsidios previstos. Mientras el déficit llega al 15% del PIB (no sube más porque no es financiable ya ni siquiera con dinero sin respaldo, por la parte decreciente de la curva de Laffer), dada la declinación de la producción petrolera, la baja en la recaudación real del impuesto.
En momentos en que la hiperinflación se calculaba a un millón por ciento, lanzó unas medidas que nos hacen predecir ahora en una del orden de los treinta millones por ciento este año. La razón es sencilla: la brecha fiscal es a todas luces endémicamente creciente, y el gobierno tendrá que imprimir mucho más dinero del que venía ya imprimiendo para alimentar aún más al insaciable monstruo de la hiperinflación que lo engulle todo y lo arrasa todo a su paso: la producción, las empresas, la vida de los trabajadores, de los empresarios, de los consumidores, el sistema de precios, el sistema de salud, la seguridad personal, la soberanía nacional, la paz interior, la estabilidad política, social, institucional.
Aunque algunos trabajadores, de lado y lado, creyeron en las bondades el aumento del salario en términos reales, ya se ven signos clarísimos de la falsa ilusión. Los precios se han triplicado aún sin haberlo recibido, las empresas han cerrado, los despidos masivos impregnan de terror el ambiente, los conflictos distributivos, producto de la discriminación fascista, suben en un salto cuántico el nivel del terremoto social que ya hasta los animales, la naturaleza con sus terremotos y sus inundaciones, perciben como cercano.
3- Factores exógenos: lo militar, lo internacional
Por otro lado, el polvorín insurreccional de la fuerza armada está a punto de explotar de una vez por todas. Y la comunidad internacional está cada vez más decidida a poner punto final al gobierno de Maduro, y el pérfido vampirismo del gobierno de Cuba sobre Venezuela.
4- El gobierno estresado
Estamos mal, pues. Pero el gobierno está peor. No solo las cosas más “pequeñas”, de gobierno normal le salen mal (servicios de agua, electricidad, infraestructura, atención a las inundaciones, etc). Sino las grandes, como vemos, de la reconversión monetaria y la recuperación de los equilibrios macroecnómicos. Está estresado. Y no dan pie con bola ni los nuevos asesores importados (el “Cristo de la economía” fue sacrificado). Mucho más estresados que nosotros. No por casualidad gente clave está ya saltando del barco en pleno hundimiento, y las bases populares y militares ya no le tienen confianza, no acuden a sus llamados, y están en proceso de desencanto en activación subversiva
5- ¿Qué debe hacer la sociedad civil?
Primero que todo, recuperemos la confianza en nosotros mismos. Es cierto que, aunque la dirigencia política no ha dado la talla, se está decantando entre quién está con los caza-renta (en el gobierno y le oposición) y quiénes están por Venezuela, por los ciudadanos. Es cierto que se perfila una dirigencia del coraje que será más consecuente con nosotros. Pero ese proceso está tomando demasiado tiempo, y no podemos esperar pasivamente. Al contrario: llegó la hora de la sociedad civil.
La propuesta es que, mientras eso ocurre, nos activemos nosotros mismos, el pueblo venezolano, para recuperar nuestra vida. Para construirla sobre nuevas bases. Y en el proceso, echar al gobierno sátrapa y a sus secuaces, nacionales e internacionales, y poner a la dirigencia opositora a servir a la población, a la ciudadanía, al soberano, que es el que debe mandar en una república, y no al revés, como hasta ahora.
6- El fracaso cubano en su guerra contra Venezuela
El gobierno está implosionando, claramente. Está desesperado, tomando cuanta medida cree que puede servirle para huir hacia adelante. Es falso que lo tiene todo fríamente calculado. Que los “súper inteligentes” del G2 cubano han decretado, con efectividad, con sus dotes superiores, convertirnos en un nuevo comunismo fracasado. Del que ellos están tratando de salir desesperadamente, sin mucho éxito, por su misma ineptitud. Lo que buscan aquí no es comunismo fracasado, sino la renta del delincuente. Pero han matado ya la gallina de los huevos de oro, y están extremadamente preocupados por su suerte, no solo la del gobierno genocida.
Que está recurriendo a toda suerte de guerra sucia para dividirnos, para desesperanzarnos, para malinformarnos, bloquear fuentes de información opositora (como La Patilla, El Nacional), para alienarnos de nosotros mismos y nuestras inmensas posibilidades. A ver si eso los mantiene, a pesar de todos los signos en contrario.
7- El tigre acorralado lucha por su vida, contra el sádico monstruo de papel.
La propuesta nuestras es prepararnos para la acción final, de calle. Teniendo más cuidado que de costumbre. Sabiendo que estamos mal. Pero teniendo en cuenta que ellos están peor. Que esta lucha es por nuestra vida, pues la alternativa es la muerte y la esclavitud domesticada a unos delincuentes ineptos y drogadictos al poder y a la riqueza mal habida. Sabiendo que somos un tigre acorralado, luchando por su vida, ante un sádico dragón de papel, que ya se le ven las costuras más allá de sus dientes afilados y su expresión aterrorizante.
8- La sociedad civil emplaza a los partidos y las fuerzas determinantes
Sigamos mientras tanto promoviendo, entre los partidos del coraje de todo el espectro ideológico (derecha, centro, izquierda), la fuerza armada institucional, y la comunidad internacional, el Pacto Republicano, para el nuevo liderazgo con iniciativa nacional. Y la elección de un nuevo gobierno en una Consulta tipo 16J, que dirima las diferencias de la dirigencia opositora, de amplio espectro.
9. La rebelión liberadora y libertadora de la sociedad civil en red de redes de confianza y acción.
Pero en paralelo, preparémonos para la lucha final y pacífica de calle. Con cordura. Con aplomo. Con seguridad y confianza en nosotros mismos. Que ellos se están derrumbando. Tengamos fe. No dudemos. No permitamos que nos hagan dudar. El tiempo de la liberación se acerca .
Para eso, sigamos conformando la red que ya se ha estado creando de manera espontánea, y producto de liderazgos genuinos a nivel medio. Una red de confianza. Con las personas en quienes más confiemos. En reuniones en persona, y en comunicaciones por las redes. Y estemos pendientes de anuncios de liderazgos a nivel nacional, y a nivel local; que todos están coordinados, y unidos, por la misma necesidad: salir de esto, y arreglar esto. Llamemos a todos los líderes auténticos a nivel local, sean de sectores, de comunidades, o incluso de partidos cuyos líderes nacionales no han sido consecuentes. Debemos unirnos desde abajo, conservando el protagonismo ciudadano, y exigir la unión por arriba, la del coraje (no la de la cohabitación, que el mismo devenir va a arrastrar para este lado).
10- La hora final de Maduro está cerca. Se acerca la primavera venezolana.
En el proceso, tengamos la certeza de que la hora se acerca, sobre todo a partir del final de la corta luna de miel y el engaño en relación al aumento de salario: el despertar será brutal para algunos. Ya lo está siendo para muchos. Preparémonos todos desde ya para eso. A luchar unidos por la vida. Por el país de todos. Por el futuro de todos nosotros.