El oro de Turquía, por Luís Velázquez Alvaray

El oro de Turquía, por Luís Velázquez Alvaray

 

Desbancado el país, los bolichicos encabezados por los “princesos” de Miraflores, han conseguido un lugar seguro para la continuidad de sus negocios. Es fácil el entendimiento entre autócratas. Al dúo Castro -Maduro, ahora se suma Erdogán, trió asesino, que saquean a mansalva.

Mientras el arco minero en el estado Bolívar sufre los embates de estos aventureros del siglo XXI, el abusón  se burla ofreciendo baratijas, mientras los aviones del palacio trasladan todos los días  lingotes manchados de sangre, constituyéndose en el mayor atraco de  nuestra historia Republicana.





Ahora los depredadores se pasean a sus anchas en los grandes bazares de Estambul, donde los recibe con alfombra dorada el tirano Turco, experto como el falso criollo, en robo de votos, tortura y asesinatos. Los déspotas se juntan y allí está la muestra. El oro y otros minerales preciosos, que pertenecen a  los venezolanos, es subastado   por toda suerte de trúhanes, que se pasean frondosos por Kapali Carsi. Allí se citan bolichavistas, turcos, cubanos, iraníes y demás contingentes   de bribones. Les cae del cielo la riqueza Venezolana.

A diario salen toneladas de oro sin ningún control. El ecocídio, la masacre a los indígenas, han sido denunciados por el diputado Américo de Gracia, pero los militares se hacen la vista gorda ante el crimen organizado, cuyas garras nacen en Miraflores hasta “el arco minero de la muerte”, como ya se le conoce.

Erdogan es el nuevo cacique del oro Venezolano. El brillo del negocio es para las grandes mafias mundiales que se reparten a pedazos nuestras riquezas, mientras se quiere tapar todo este saqueo ofreciendo como burla “los lingoticos”, sin aclarar donde están los reales de los “lingototes”, que van al mercado de Estambul, donde esperan los facinerosos y mercaderes ya señalados.

Esta nueva obscenidad Chavista ya no guarda ni las formas.  La perversidad es tal que se les ocurre semejante disparate: prometer oro a una población que no tiene comida, ni medicinas, ni nada, ya que la vida la han convertido en un eterno sufrimiento por la subsistencia. Nuevo engaño para terminar de mudar para Turquía y Cuba nuestras riquezas. Cálculo inducido, esclavizando a todos por igual, para reinar como sea, sin importar la estela de horror que van dejando. Es la “tiranía de la mentira” que ofrece lingotes de papel y se llevan el oro y todas las riquezas para el disfrute de un grupo de caníbales con boinas rojo sangre.