Tuve la oportunidad de celebrar una Asamblea de Ciudadanos en la comunidad de Los Chorritos, en la plaza adyacente a la U.E. San José de Los Chorritos, con el fin de recabar las denuncias de los vecinos en relación al funcionamiento de los servicios públicos, como era de esperarse, la lista es larga, el suplicio grande y el abandono por parte de las autoridades sobrecogedor. No hay “hueso bueno” me comentó Nurbis Sánchez, líder social del sector.
En principio, me comentan los vecinos, que la vialidad interna de Los Chorritos está muy deteriorada, al punto en que es una de las causas, junto a otras, de la total ausencia de Transporte Público. Habían líneas de transporte que brindaban servicio hasta Naguanagua, pues, tiempo pasado, ahora ni los carros particulares aguantan tanto hueco. Los peatones deben llegar hasta la autopista para poder encontrar algún vehículo que los lleve hasta sus sitios de trabajo o estudio. También deben caminar hasta la autopista para comunicarse vía celular porque dentro de la comunidad falla la señal y hasta los cables se los han robado afectando también la telefonía fija, internet y algunos puntos de venta.
La iluminación pública es una preocupación recurrente entre los vecinos, prácticamente no hay bombillos funcionando en las luminarias, las calles están a oscuras y los ciudadanos honestos a merced de la delincuencia. Con ello contribuye la ausencia de vigilancia policial. Es que si no nos agarra el chingo, nos agarra el sin nariz, es un hecho que en caso de emergencia el Ambulatorio de Los Chorritos trabaja solo algunas horas al día, no tienen equipos, ni ambulancia disponible, además de ser muy pequeño para el volumen de la población a la cual debe servir.
Quienes tienen niños en las escuelas del sector me informaron que el Programa de Alimentación Escolar funciona intermitentemente y la calidad de los alimentos es cuestionable por la falta de proteínas. Además de que muchos padres están preocupados por los “costos galácticos” de los útiles escolares ante el próximo reinicio de las actividades escolares.
La recolección de la basura también es un dolor de cabeza, el camión del aseo puede durar casi un mes sin pasar. La escasez de gas doméstico ha puesto a los vecinos a correr detrás de los camiones que transportan las bombonas, sufren más, claramente, las personas de la tercera edad y las mujeres en estado de gravidez.
Pero esa interminable lista de problemas no amilana a los vecinos, de hecho, la ciudadanía se hace creativa, se crean lazos de solidaridad más profundos entre los distintos hogares, resisten, hacen trueques, comparten lo poco que tienen unos con otros, las historias de familias divididas por la diáspora se multiplican pero resaltan muchos relatos de padres e hijos que envían remesas a sus allegados haciendo sacrificios indecibles en otras naciones. Las lagrimas de cada vecino, en medio de tanta injusticia, se las secan con el pañuelo de la fraternidad. No hay pueblo vencido, hay una reserva moral en lo más profundo del corazón venezolano, indomable, indetenible, democrático, que espera su momento para cobrar la factura acumulada al gordo sátrapa que se encadena para bailar salsa frente al enflaquecido pueblo. #LosVecinosNoSeRinden
Julio Castellanos / @rockypolitica / [email protected]