La oleada de problemas que agobia a los venezolanos sigue en aumento cada día que pasa por la naturaleza tiránica e indolente de este régimen pero, ¿qué hacer para derribar muchas de sus estrategias? Esa pregunta sigue sin respuesta ya que viendo algunos resultados, la estrategia ha sido tan minúscula que ni un rasguño le causan a su coraza. Esta situación es crítica porque todo un pueblo sigue sufriendo.
Uno de los puntos más resaltantes y que ha causado toda clase de polémicas es el “carnet de la patria” implementado por la tiranía. Un mecanismo que muy por encima es utilizado para el control y el sometimiento pero, muy en el fondo es para golpear la moralidad y el orgullo de la gente. Un golpe certero a lo que muchos atesoran: su moral. ¿En qué se basa para este criterio? Pues, cuando anunciaron que el consumo de gasolina iba a ser vía este carnet, mucho más de la mitad de la población lo sacó. No fue obligación, fue por necesidad. El resultado fue como ellos lo calcularon porque no hubo contraataque sino, contradicción.
Con todo su aparato comunicacional crearon el sentimiento indispensable del carnet hasta para respirar y no hubo ninguna capacidad de reacción inteligente por parte de la otra bancada. Lo único que pidieron hacer dada la acefalía estratégica fue satanizar a los opositores que lo sacaron por mera necesidad. El ataque fue desmesurado hacia nuestras mismas tropas. Con esto tristemente nace un nuevo rechazo pero, hacia nosotros. Nos hicieron quedar como los verdugos ante un pueblo golpeado moralmente. Un error que nos costará.
¿Que habría pasado si el llamado hubiese sido a sacarlo mayoritariamente y de una forma inteligente? ¿Cómo hubiésemos hecho para revertir su medida de una forma estratégica? ¿Cuál hubiese sido el discurso de tranquilidad y no de rechazo para combatir la desesperación de nuestra propia gente? He ahí el dilema que deben resolver las mentes brillantes que comandan a la oposición.
“Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas”, una frase del milenario libro de Sun Tzu que debemos implementar cuanto antes porque ellos la utilizaron contra nosotros. Se ha de reconstruir absolutamente todo desde sus cimientos, hasta la moral cabizbaja. Debemos generar grandes dosis de esperanza ya que la hemorrágica desesperación hace de las suyas. Debemos darle aliento a la gente, haciéndole saber que el futuro que prometemos es mejor que el presente que tienen.
Se tiene que buscar y construir una estrategia sólida, coherente e inteligente que contraataque a la fortaleza del enemigo porque no estamos para más errores. “Que la velocidad sea la del viento, y el ser compacto como lo es un bosque” pues, debemos contraatacar.
@JorgeFSambrano
#RendirseNoEsUnaOpcion