Militar retirado, conservador. Diputado por varios lustros. Famoso por sus posturas desdeñosas y racistas hacia las minorías indígenas y los afrobrasileños. Totalmente opuesto a ceder derechos adicionales a las minorías sexuales. Partidario de la tenencia de armas y la autodefensa.
Por: Alonso Moleiro | Alnavío
Ha justificado procedimientos de la última dictadura militar de Brasil, e incluso la tortura como método en los procedimientos del Estado. Lo acompañan líderes religiosos, muchos de ellos evangélicos, opuestos al aborto y al comunismo. Ha desfilado por varias formaciones políticas, y ahora, con el Partido Social Liberal, es uno de los candidatos a las elecciones presidenciales de Brasil, cuya primera vuelta se celebrará el próximo 7 de octubre. Es Jair Bolsonaro, la variante local de un populista conservador, el último modelo de la extrema derecha en Suramérica, cuyo mensaje encuentra recepción en oídos hastiados de las historias de la corrupción y el auge del hampa.
Es un tuitero comentado y temido, un animal de redes sociales: dispara rápido y acumula seguidores con frases terminantes, comentarios lapidarios y contraacusaciones.
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