La diáspora obliga la transición política, por José Machillanda

La diáspora obliga la transición política, por José Machillanda

 

El cuerpo societal venezolano en sus grupos más débiles ha venido siendo maltratado, a tal extremo y de manera substantiva por el régimen autocrático-militarista, que hoy se puede decir que carecen de seguridad y libertad, pilares fundamentales de la democracia. Los más débiles han decidido abandonar masivamente la patria, debido al sacrificio que le ha impuesto un grupo de bandas ideologizadas de manera perversa e inhumana, que procuran imponer un control vertical de la sociedad. Aviesos y primitivos todos, ideologizados por la cubanización en el país, se afincan en la persecución, la violación de los derechos mediante los grupos armados violentos, además de sufrir la perversión del Estado Polémico, luego del Estado Policial y ahora del Estado Cuartel.





Régimen monstruoso, amarrados a la maldición ideológica, dan la espalda a la política y privilegian –sin saberlo- la polemología. Polemología que dentro de la conflictividad máxima se acerca a la destrucción física, moral y espiritual del venezolano. Es a juro como el socialismo del siglo XXI que pretende dominar y doblegar a los más débiles. Es la locura del gobierno de un ignaro y su pandilla, dispuestos a provocar a que los más humildes se vayan hacia ninguna parte. Esa ninguna parte, llena de dolor, de sufrimiento, de indignación hacia donde huyen aterrorizados por criminales uniformados o no, que se ocupan y empeñan en ser lo verdugos de numerosas madres, de muchos niños, de masivos grupos de jóvenes que hoy atraviesan la América del Sur y otras latitudes.

La diáspora es una consecuencia del comunismo militarista cobarde, irresponsable y vendido como caporales del socialismo juro. La diáspora del venezolano –Cobardes e Incapaces- es el resultado de su entrega a una idea equivocada de revolución, que le ha hecho olvidar y colocar de espaldas a lo que en las Academias donde se formaron debieron enseñarles, ahora… sólo son caporales del socialismo, vasallos de un militarismo alocado donde accionan como ministros y gerentes, pero sobre todo como corruptos y cobardes que poca o ninguna responsabilidad con la sociedad de la cual devienen. Ese comunismo militarista, de caporalees y vasallos, son los responsables del miedo, terror y pánico de ese mar de venezolanos que hoy avergüenzan a un país, que para el 2018 ha sido saqueado por la conchupancia de quienes se niegan a ser guardianes de la Constitución y del gentilicio democrático de lo que fue Venezuela.

Esa masa amorfa del comunismo militarista, que pareciera que sí disfruta la diáspora, no tiene vergüenza. No entiende la diáspora como dispersión de la raza del venezolano que deja su patria, su familia, sus amigos, sus cariños, su barrio, mientras otros irrespetan la Constitución, desmoralizan a hombres y mujeres aterrados por el comunismo de hombres que traicionaron, y traicionan a diario, su juramento y que no pueden comprender su responsabilidad como guardianes del cuerpo social venezolano. Diáspora como migración colectiva de demócratas que causa dolor y amargura, que tiene como culpables a cobardes de uniforme que se arrodillaron al comunismo cubano.

La diáspora como vergüenza nacional genera sufrimiento y dolor a hombres y mujeres, madres y padres, además de abuelos, traicionados por una regresión política que se inició en 1959 con Kruschev que propuso unas guerrillas que fueron derrotadas política y militarmente, pero había… un estamento militar venezolano. Lo de hoy es una caricatura desgraciada, regresiva, que muestra la conducta de la mafia civil-militar, que se niega a entregar el poder político a pesar de lo decidido el 20M. Al contrario, exponencia el conflicto y genera persecución y amenazas para regresar a un pueblo entristecido con graves consecuencias sociales, psicológicas y colectivas que dibuja sociedad alienada.

La diáspora amenaza a Venezuela, pero también al hemisferio occidental y al mundo por sus graves consecuencias. Los responsables y causantes de esta cobarde acción montan un circo comunicacional cada ocho horas, para tratar de distraer a un caudal de demócratas que cierra filas en la resistencia civil, que exige a un grupo de líderes con legitimidad de origen que inicien la Transición Política Necesaria. La transición política se tiene que iniciar ¡Ya!, como proceso complejo que asentada en el dolor que genera la diáspora crecerá mediante la resistencia civil para recobrar la confianza en la participación política contendiente, y para dar un ejemplo a América y el mundo de que en Venezuela no es posible la instauración del comunismo, que sobra coraje, talento y genio para contener como ciudadanos a esta perversa combinación de corrupción y violencia que, como hiato, cuenta con el vil y cobarde apoyo de la caporales del socialismo a juro.

La diáspora recuerda, también, que hay una revuelta que existe y crece. Venezuela como sociedad y como democracia tiene en sus manos la resistencia civil como un método de lucha colectiva, basada en la idea básica que lo gobiernos dependen de la obediencia de sus ciudadanos. Es bueno que se sepa que a este gobierno no le obedece nadie, ni siquiera quienes merodean como adulantes las múltiples intervenciones de Maduro y sus adláteres que quieren distraer al auditorio para que no se sienta la presencia de la resistencia civil.

Es original,

Dr. José Machillanda
Director de CEPPRO
@JMachillandaP
Caracas, 4 de septiembre de 2018