-Afortunadamente no soy colombiano, yo nací en Cúcuta
Debió pensar el susodicho antes de anunciar la demanda contra su patria para que nos indemnice por los cinco millones y millonas de colombianos que, según sus cuentas, tan abultadas como sus bolsillos y su buche, comen, beben y joden cotidianamente por acá.
El paisa se queja. Se duele. Se indigna. Y reflexiona con esa profundidad tan propia suya de él a la hora de enfrentar los grandes problemas nacionales.
-No solamente llegaron en cambote, sino que vinieron en manada. No solo llegaron a pie también vinieron caminando por esas autopistas de la trashumancia caliche hacia Venezuela que eran los famosos “caminos verdes”, ahora utilizados por los oligarcas de aquí para montar el showcito de la diáspora allá, más acá y en acullá.
En su abundante razonamiento nos abruma con ejemplos de desprendimiento, de desinterés, de amor por el prójimo, de eso que confiesa haber aprendido de las impolutas lecciones de solidaridad legadas por el Gigante de Gigantes, el Galáctico de Galácticos.
-Y lo peor: fueron aventados en condiciones de pobreza por la oligarquía cachaca Menos mal que mi difunto padre putativo los atendió, les dio educación y salud. Sació su hambre y mitigó su sed solo a cambio de unos cuantos votos ilegales cuando los apátridas trataron de derrotarlo. A algunos hasta nos hizo rico y presidente.
En sus cavilaciones no falta algunos pensamientos para los malagradecidos paisanos y los emplaza
-¿Cómo pueden ser tan malucos y malucas?
Se pregunta.
-Nosotros que hemos convertido a Venezuela en la tierra de nadie para el tránsito, a bajo costo, de todos los productos de la próspera industria inventada por ese noble hijo de “Medalla” que fue Don Pablo Escobar
Se duele muy hondo
-Nosotros que le hemos dado cobijo a la tribu fundada por Marulanda y participación en el negocio del Arco Minero a los hijos del cura Manuel Pérez
Suelta en su guayabo
-No tienen perdón.
No es fácil comprender su drama interior que mueve su enérgica decisión de demandar.
-Como le dicen por aquí a los que por allá llamamos hdp, son unos cdm
Y al final, el paisa es prístino como el agua de manantial cuando se expresa en el florido lenguaje para sus íntimos