El Parque Nacional Canaima fue reconocido por la UNESCO como Sitio de Patrimonio Natural de la Humanidad, pero a pesar de ello se ha desatado una explosión de minería dentro de sus límites, en el marco de una política del gobierno venezolano de promover masivamente la minería dentro de 11.000 km2 de su territorio, en lo que han denominado Arco Minero del Orinoco.
Nota de Prensa
Es inexplicable el silencio que las autoridades de la UNESCO han tenido ante la destrucción de este Sitio de Patrimonio Mundial, el cual sin duda está valorado como uno de los más espectaculares y valiosos del planeta.
Lo menos que puede hacer la UNESCO es colocar a Canaima dentro de la Lista de Patrimonio en Peligro, y presionar al gobierno de Venezuela a que controle la actividad minera, que cese su expansión y que favorezca un retorno a una economía sostenible donde el turismo tenga un papel fundamental.
Canaima es sin duda uno de los Sitios de Patrimonio Mundial más extraordinarios del planeta, y como tal es un patrimonio de todos, no sólo de los venezolanos. Su protección no sólo es un compromiso del Estado venezolano, sino que también es un deber de las Naciones Unidas, a través de su órgano especializado que es la UNESCO.
UNESCO tiene en la IUCN a su asesor técnico y científico quien debe proporcionarle criterios e información para monitorear y detectar cuando un Sitio de Patrimonio Mundial Natural se encuentra en peligro, y debe proporcionarle lineamientos para revertir las amenazas que puedan cernirse sobre él.
Canaima es el territorio ancestral de la etnia Pemón, que a pesar de haber experimentado cambios culturales importantes mantiene en gran medida su modo de vida tradicional y su identidad cultural.
El artículo 127 de la Constitución de Venezuela establece que “el Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, los recursos genéticos, los procesos ecológicos, los parques nacionales …”. La minería dentro de los Parques Nacionales está estrictamente prohibida, tal como se desprende de la Ley Aprobatoria de la CONVENCION PARA LA PROTECCION DE LA FLORA, DE LA FAUNA Y DE LAS BELLEZAS ESCENICAS NATURALES DE LOS PAISES DE AMERICA, aprobada por Venezuela en 1941, donde expresamente se indica que “Las riquezas existentes en ellos no se explotarán con fines comerciales.” Venezuela además suscribió la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural que es la que permite el reconocimiento de Canaima como Sitio de Patrimonio Mundial, y esta convención establece claramente que para tener tal distinción no puede haber minería.
SOS Orinoco ha detectado con exactitud 33 sitios mineros dentro y en los bordes del Parque Nacional Canaima, en el último año.
Aquí mostramos las 15 minas que están dentro del Sitio de Patrimonio Mundial que fueron detectadas con imágenes de satélite, con corroboración sobre el terreno.
No todas las minas que están en operación dentro de Canaima se pueden detectar fácilmente con imágenes de satélite. Hay muchas de pequeño tamaño y otras que se hacen con balsas flotantes en los ríos que sólo se pueden detectar con muy costosas imágenes de alta resolución. Las minas que hemos detectado son menos que las que verdaderamente están operando. Por eso, si sabes de una mina ilegal por favor denúnciala por info@SOSOrinoco, dandole clic al botón. Esta información se manejará con total CONFIDENCIALIDAD.
El propio Ministerio del Ambiente de Venezuela (llamado MINEA) en el año 2015 reconoció el gran impacto de la minería dentro del Parque Nacional, afirmando que es incontrolable y que se extiende en más de 200.000 hectáreas.
Incluso más allá del Parque Nacional Canaima, estamos ante las puertas de un colapso de todo el sistema de conservación que por 80 años desarrolló Venezuela. En palabras del ex senador Alexander Luzardo, “El sistema de parques nacionales está en peligro por la minería ilegal y la minería legalizada por el Decreto 2248 (Arco Minero)… el cual de ejecutarse tal como está planteado, conduce a la contaminación con mercurio y cianuro del Orinoco, lo cual a su vez se considera transnacional puesto que el Mar Caribe se verá afectado, al igual que la pesca y la agricultura”
El gobierno se defiende diciendo que el Parque Nacional Canaima no se encuentra dentro de los mapas del llamado Arco Minero del Orinoco, pero en realidad se encuentra rodeado por el norte y por el sur por ese decreto, lo que hace que la minería se desborde hacia el interior del Sitio de Patrimonio Mundial.
La ola de expansión minera promovida por el gobierno a través del Arco Minero y a través de la extrema crisis económica ya alcanzó al Parque Nacional Canaima, el cual tiene hoy mucho más actividad minera que la que había a fines del siglo XX. Antes en Canaima sus habitantes podía vivir del turismo. Hoy en día el turismo desapareció casi totalmente, y todos sus habitantes viven de la minería.
La destrucción ambiental y social causada por la minería en la Guayana y la Amazonía venezolana no podrá detenerse y revertirse a menos que haya un cambio político fundamental en Venezuela, y se retorne a una economía sana y a un Estado de Derecho democrático. Los Pemón no son más que víctimas en toda esta locura minera promovida por el gobierno actual.
La minería en Canaima y sus adyacencias tiene 5 actores fundamentales: los políticos, los militares, los mineros no indígenas, el hampa organizada ó “sindicatos” y los indígenas.
Los políticos pertenecen a casi todas las toldas políticas, pero fundamentalmente son del partido de gobierno. Ellos facilitan todo el engranaje del tráfico de oro desde sus cargos públicos, el control de la policía civil y con su influencia. Son como el aceite de la maquinaria, y por supuesto tienen una alta participación en las ganancias.
Los militares son los que mantienen la cohesión de todo el engranaje, incluso por la fuerza cuando es necesario. Proveen de logística para la movilización de equipos, combustible y alimentos, controlando además los puntos de acceso y alcabalas, ejerciendo en definitiva el control territorial. Son, junto con los políticos, los mayores beneficiarios de las ganancias.
El hampa organizada, que localmente llaman “sindicatos”, se encarga del control local de cada mina, resuelven los conflictos entre mineros y cobran la cuota en oro de manos de los mineros que luego se distribuye por todo el resto de la cadena.
Los mineros no indígenas son los que hacen el trabajo físico de la explotación de la mina en la mayoría de los sitios de la región, y dentro de este grupo hay que considerar a todos los comerciantes que proveen suministros y servicios. Son la base de la pirámide.
Los indígenas son miembros de la etnia Pemón que se dedican a la minería especialmente dentro de sus territorios comunitarios. Debido a la extrema crisis del país, con hiperinflación y escasez extrema de todos los bienes, los Pemón se han visto en la obligación de extraer oro para poder sobrevivir.