La Casa Blanca tiene todas las opciones abiertas en el caso de la interminable crisis venezolana, incluyendo el contacto directo entre funcionarios de Donald Trump y Nicolás Maduro, como ha venido ocurriendo en los últimos días.
Por: Pedro Benítez | Alnavío
Contrario a la idea generalmente aceptada que expresa el reciente editorial de The New York Times sobre Venezuela recordando la supuesta injerencia de Estados Unidos en desestabilizar gobiernos latinoamericanos, la evidencia histórica desde 1898 indica lo contrario.
La mayoría las interrupciones por la fuerza de gobiernos de la región acontecieron por razones fundamentalmente internas (como Brasil en 1964 y Chile en 1973). A continuación el bando vencedor siempre corría a solicitar el reconocimiento diplomático de la Casa Blanca, incluyendo a Fidel Castro en 1959. Su posterior y audaz intercambio de alianzas, que le permitió a él y a su hermano controlar Cuba por las siguientes seis décadas, es la excepción que confirma la regla.
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