La cantante de 26 años permanece ingresada en un psiquiátrico tras su última crisis emocional, publica abc.es
Por Ana Mellado
@AnaMellado
Atesora prácticamente todo con lo que uno pueda soñar. Éxito, reconocimiento profesional, una fortuna abultada y el título de la más seguida en Instagram con 144 millones de personas ávidas de conocer cómo se desarrolla su día a día. No se puede negar que Selena Gómez ha sabido diversificar su carrera como nadie. Cantante, actriz, productora, imagen de marcas como Coach o Puma. Sí, la texana de 26 años parece tener ese don de convertir en oro todo lo que toca. Ahora bien, tras esa vida de ensueño, almibarada con filtros de Instagram y fiestas eternas, subyace una realidad bien diferente, que ella misma se ha encargado de sacar a la luz desde hace meses. Porque, seamos sinceros, las estrellas ya no ocultan sus dificultades para digerir el éxito y hablan abiertamente sobre las enfermedades mentales, trastornos o adicciones que padecen. Y sus recuperaciones no dependen de dinero, ni de contactos, ni de ser la figura más seguida por la «generación millennial». El salir de ese pozo oscuro depende de uno mismo, de mucha fuerza de voluntad y de constancia para no recaer una y otra vez. Algo que de momento, no conseguido la joven. Selena Gómez permanece ingresada en un centro psiquiátrico tras sufrir la semana pasada una «crisis emocional» que le llevó a una tentativa de suicidio, según desveló el portal TMZ.
Esta hospitalización se produce tan solo semanas después de que fuera dada de alta tras unos días interna a finales de septiembre porque estaba nerviosa y deprimida por un alarmantemente bajo nivel de glóbulos blancos en sangre. Gómez permaneció unos días en el hospital Cedars-Sinai Medical Center de Los Ángeles (California), pero a finales de la semana pasada volvió a ingresar ya que su bajo nivel de glóbulos blancos persistía, lo que derivó en una «espiral emocional negativa».
Selena Gómez es consciente de la batalla que libra cada día. «He tenido muchos problemas con la depresión y la ansiedad, y he hablado mucho de ello, pero no es algo que sienta que vaya a superar», confesaba hace unos meses en la edición estadounidense de «Harper’s Bazaar».
La cantante de «Bad Liar» atraviesa una racha complicada. En septiembre de 2017 fue sometida a un trasplante de riñón como parte de su tratamiento contra el lupus. Su amiga Francia Raisa le donó el órgano. Un mes más tarde se enfrentaba a su ruptura con el cantante The Weekend y recientemente se topaba con la noticia de que su ex Justin Bieber se ha prometido con Hailey Baldwin. Muchos de los fans de Selena Gómez culpan a la novia de Justin Bieber del estado emocional de la exchica Disney. En las publicaciones de Instagram de Hailey Baldwin, la han atacado e incluso amenazado de muerte en caso de que Selena no sea capaz de enderezar su vida. Bieber tampoco ha encajado bien la recaída de Gómez y se ha filtrado un vídeo en el que aparece llorando, muy afectado por el preocupante estado de su ex.
Y si de por sí es complicado luchar contra la depresión y la ansiedad, la exposición constante de sus vidas en las redes sociales no ayuda. De hecho, la propia Selena anunciaba con un selfie frente al espejo el pasado 24 de septiembre que se iba a tomar un descanso de Instagram y someterse a una desconexión digital temporal. Vivir bajo el escrutinio constante de 144 millones de personas y sometido a la dictadura del like no es sano.