Pero hay mucho polemista que pareciera sostener exactamente lo mismo que el régimen, es decir que Twitter tiene la culpa de la abstención, y de que no se vean “los inmensos logros en materia de medicinas o comida”. Estos opositores dejan entrever que si desaparecen las voces disidentes, junto a algunos medios críticos, no solo aparecerán las medicinas y la comida, se acabará el desastre económico, sino que millones de electores opositores acudirán al festejo electoral y Venezuela se convertirá finalmente en un paraíso. En fin, que ellos no comprenden por que los millones de electores no entienden los beneficios de tener una sola y única opinión, es decir, la suya.
Hay muchos polemistas que confunden a sus lectores o participantes ocasionales de un debate con “los seguidores”, o mejor aún que creen en serio que tienen “followers” como si Twitter fuera una secta religiosa y no un medio expedito de comunicación, que iguala a veces al que tiene unos pocos seguidores, con el que tiene millones. En fin no solo creen que los diez millones de electores opositores son tontos y que se dejan llevar por cualquier opinión, sino que además son seguidores fieles y sectarios de los Charles Manson del teclado.
Ahora bien, salvo la parte en la que nos dicen “idiotas” porque no entendemos que “votando fue que ganó Violeta Chamorro”, hay otro pedazo del cuento que es obviado a propósito e intencionalmente, se ocupan de ocultar por ejemplo, los tres años previos a las elecciones de 1990, que demuestran que a Daniel Ortega no le quedó más remedio que aceptar los nuevos términos electorales y por muchas razones. En fin que si un polemista le nombra esas elecciones, respóndale alto y claro que si, que Usted acepta ir a votar, pero que quiere las mismas condiciones que se le exigieron a Daniel Ortega en 1990 y que este aceptó, ni una más, ni una menos.
Buena parte de esos polemistas tratan de confundir al elector explicando solo las similitudes con Violeta Chamorro, pero nunca mencionan las diferencias que existen en los dos casos. Por ejemplo, sostienen que Nicaragua estaba siendo azotada por una de las hiperinflaciones mas largas del mundo y que el pueblo nicaragüense estaba tan agotado como el nuestro y que solo por eso, se ganaron aquellas elecciones. Hasta allí la semejanza, pero dejan de lado que Ortega aceptó todo lo que nosotros exigíamos antes del adelanto de las elecciones del 20 de mayo de este año, aquí en Venezuela. Pequeño detalle que ocultan, si, porque pedirle a Usted que vote a estas alturas ya no es ingenuo, ni tiene que ver con espacios que no existen. Los entusiastas del voto explican vehementemente las similitudes, alardean incluso del gigantesco apoyo mundial de la época y especialmente hacen énfasis en el que la región le dio a la oposición nicaragüense, pero evaden algo tan importante y además determinante como fue la clara y concisa posición de los rusos al anunciarle oficialmente a Ortega, que toda forma de ayuda para su movimiento, tanto política, como militar y económica, para la fecha ya habían terminado.
De hecho Mikhail Gorbachov previo a las elecciones, le soltó a George Bush padre esta perla: “Esos no son marxistas”. Mientras su canciller Shevarnadze le explicó con más detalles: “son una banda de delincuentes escondidos tras una fachada comunista”. Y en horas, el gobierno sandinista se quedó sin una bala, frente a unos contras armados hasta los dientes. Inmediatamente Ortega se volteó a Cuba a pedir ayuda para mantenerse en el poder, pero desde la Isla le respondieron que no tenían ni un centavo, también quiso echar mano de China y el portazo que le dieron, fue peor.
Los polemistas del caso Chamorro obvian que esto último fue el factor más importante, pues Ortega se quedó sin piso, la izquierda europea y especialmente la española le retiraron el apoyo financiero y moral, los rusos absolutamente todo el apoyo material, logístico para sostenerse frente a los Contras, en Cuba todo ardía en llamas y allí quedó profundamente debilitado. Así que a Ortega no le quedó mas remedio que aceptar todas las propuestas de la comunidad internacional y llamar a unas elecciones casi generales adelantadas.
Quienes insultan a los que no van a votar, sosteniéndoles que lo que aquí ocurre es lo mismo que pasó en Nicaragua, obvian demasiados aspectos que no vemos, ni los propulsores de semejante teoría exigen. El primer punto es que Ortega luego de los acuerdos de paz (Esquipulas I al IV, Costa del Sol y Tela) se comprometió a la famosa reforma electoral de 1988 y sus tres reformas posteriores, destituyó al Consejo Nacional Electoral y aceptó que lo integrara buena parte de la oposición, además de expertos independientes, monitoreados por la OEA. También aceptó que el Secretario general de la OEA y el Secretario General de la ONU, con cinco países acordados entre oposición y gobierno, velaran por todo el proceso electoral y otros nueve países se sumaran con cientos (no un puñito) de veedores. Ortega aceptó también la reforma de la ley de Medios de comunicación y que todos los partidos políticos tuvieran el mismo espacio y en los mismos niveles de audiencia que el gobierno, lo que le dio a los partidos opositores igualdad absoluta.
Así que si un polemista le dice a usted bruto, por no entender que Violeta Chamorro le ganó a los sandinistas por salir a votar, respóndale que usted quiere exactamente las mismas condiciones que Ortega, sin chistar, aceptó y otorgó. Léaselas, que aquí están:
1. Una reforma electoral como las tres de Nicaragua,
2. El indulto a 985 opositores encarcelados y las amnistías (del 45 al 48)
3. Los decretos (296/297) de 1987/88 que pusieron final a la persecución opositora, la excarcelación de los políticos detenidos y el fin del Estado de Emergencia.
4. El regreso de todos los miembros de la Coordinadora Democrática, que asi se llamaba también, exiliados en Costa Rica, España y Estados Unidos.
5. La inmunidad y ayuda para que los opositores recorrieran el país en campaña protegidos por países extranjeros y en especial Venezuela.
6. El adelanto de elecciones generales,
7. Que el Secretario de la ONU y el Secretario de la OEA vigilaran con cientos de expertos de países neutrales la votación,
8. Que en los medios oficiales se dieran los mismos minutos del gobierno a todos los partidos opositores, en los mismos horarios,
9. Que todos cuenten con el mismo financiamiento.
10. Que los países que apoyaban al régimen, dejaran de hacerlo en una negociación entre Estados Unidos y Rusia, y
11. Finalmente la designación de La Comisión de Seguimiento, conformada por cinco expertos internacionales e independientes.
En fin, que gracias a estas garantías, esas elecciones fueron consideradas por el 85% de la población como las más limpias de toda su historia. Por otra parte adicionalmente a esto, el Frente Sandinista estaba por primera vez dividido y la oposición presentó a una candidata sumamente fuerte y fácil de vender, la esposa de un héroe nicaragüense asesinado a balazos por Somoza.
Así fue amigos y no de una manera milagrosa, como Violeta Chamorro tuvo una oportunidad que no tuvieron en 1984, y si nosotros tuviésemos esas mismas condiciones acabaríamos con la polémica sobre acudir o no a votar y marcharíamos masivamente a los centros de votación, como lo hicieron los nicaragüenses en 1990.
Así que no, si alguien desea influenciar a otros, lo primero que deben hacer es dejar de insultar. Pero sobre todo deben contar toda la historia y pedir además garantías electorales, si quieren que acudan a su llamado, primero deben exigir una política coherente de parte de todo el liderazgo y en especial pedirle a sus partidos renovación, porque el liderazgo también se agota y mucho más tras dieciocho años de promesas electorales incumplidas. Después de casi 20 años, en alguna parte deben estar, como en España, los Sánchez, los Casado, los Rivera de nuestros partidos y no llamar a votar por el que menos rechazo tenga. En fin, que además de las garantías electorales, también deben encontrar a su propia Violeta Chamorro.
El caso Pinochet también visto por la misma maquinaria simplista, bien vale analizarlo, pero merece un articulo aparte. Pero es fundamental y prioritario repito, que aquellos que crean aún en las elecciones, dejen de insultar a los electores que no se sienten motivados a acudir y entiendan que nuestro caso, en este momento histórico, no acepta paralelismos ni mucho menos simplistas. Porque si por algo la gente no va a votar, es por los vendedores de espejismos. Los que han vendido siempre la vía fácil para salir del tremendo problema que tenemos.
Para conocer lo ocurrido en Nicaragua recomiendo la biblioteca del presidente Enrique Bolaños en http://www.enriquebolanos.org (Especialmente la parte de diálogos y aministias) asi como los libros:
The Civil War in Nicaragua: Inside the Sandinistas de Roger Miranda, William E. Ratliff
Memorias de mi gobierno, 1990-1996 de Violeta Barrios de Chamorro
Nicaragua Divided: La Prensa and the Chamorro Legacy de Patricia Taylor Edmisten