El gobierno hondureño se negó este viernes a reintegrar a su familia a un niño de 12 años deportado el jueves desde México, donde participaba en la multitudinaria caravana que marcha hacia Estados Unidos, denunció el padre del menor.
AFP
“Estoy aquí en el centro (de atención de migrates deportados) de Belén y no me lo quieren entregar. Él no es moto (huérfano)”, dijo a la AFP José Mario Castellanos.
Su hijo, Mario David Castellanos, fue recibido la noche del jueves por autoridades hondureñas que lo llevaron a Belén, un centro de atención de niños migrantes retornados adscrito a la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf) en San Pedro Sula, 180 km al norte de la capital.
La primera dama, Ana García de Hernández, explicó en un comunicado que las autoridades no entregarán el niño a sus padres hasta que identifiquen “las condiciones de vida de su familia” y determinen “qué oportunidades podrá brindarle el gobierno para seguir adelante”.
“El gobierno de Juan Orlando Hernández lo apoyará, la prioridad es que el niño sea insertado el sistema escolar, al igual que el resto de menores que retornen y que no estudiaban”, indicó.
García recordó también que Mario David viajaba “sin ningún familiar” y que medios internacionales lo calificaron como “niño símbolo de la movilización irregular”.
El menor fue arrestado por la policía mexicana cuando participaba en el éxodo masivo de unas 2.000 personas que partió el 13 de octubre de San Pedro Sula en busca del “sueño americano”.
Según informes de la BBC replicados por la prensa local, un policía tomó al niño del cuello y lo lanzó al piso, por lo que sufrió un golpe en un hombro, un raspón y daños por los gases lacrimógenos lanzados por agentes de seguridad.
El padre del niño aseguró a la AFP que su hijo se fue sin su permiso, pero exigió que las autoridades se lo entregaran porque es una persona responsable con capacidad para cuidarlo.
“Él no es un niño de la calle, quiero que me lo entreguen”, demandó Castellanos por teléfono a la AFP.