La madrugada de ayer Pablo Zuloaga, de 50 años, asesinó a su madre Carmen de Zuloaga, de 80 años, a golpes, el hombre luego de cometer el macabro crimen optó por lanzarse del balcón de la vivienda.
Por: La Verdad
Carmen de Zuloaga fue hallada sin vida en el interior de su residencia, en la urbanización Gran Colombia, que habitaba junto con su hijo mayor identificado como Pablo Zuloaga, de 50 años de edad, quien la asesinó a golpes y luego de cometer el homicidio optó por lanzarse al vacío desde el balcón de la vivienda.
El hecho se registró ayer a las 3.00 de la mañana, de acuerdo con la versión de los residentes de la zona. “Fue un sonido fuerte, algo que impactó contra el pavimento. Cuando nos asomamos, vimos que era Pablo, el hijo mayor de Carmen”, relató Miguel Durán, vecino de las víctimas.
Durán y su esposa, Iliana Sánchez, acudieron al módulo de la Policía Nacional Bolivariana cercano al inmueble para notificar el suceso. “Al principio creíamos que solo era un muerto, pero luego subimos al apartamento de los Zuloaga y vimos a la abuelita. Parecía dormida. La Policía ingresó y la revisó. Estaba muerta, al parecer por fuertes golpes en la cabeza. Los funcionarios comentaron que también presentaba hematomas de vieja data por algunos moretones que observaron en su cuerpo”, dijo Sánchez.
Sobre Carmen de Zuloaga se conoció que padecía de psoriasis en avanzado estado. Era madre de dos hijos. El menor, de quien no se conoció identidad, era un joven en situación de calle debido al consumo de drogas. El mayor era un hombre con trastornos mentales “que siempre gritaba y ofendía a la madre”, dijeron otros vecinos. A pesar de esto nunca se atrevieron a denunciar, por temor a represalias por parte de Pablo Zuloaga, comentaron.
Hostil y de mal carácter
La familia Durán Sánchez reside en la urbanización desde hace cuatro meses con su hijo menor de edad. Comentaron que Pablo Zuloaga nunca saludaba, ni presentaba buenos modales. Se le describió como un hombre hostil y de mal carácter. “A la abuelita casi nunca la veíamos. Una vez nos pidió un poquito de café y pan porque no había comido en todo el día, pero cuando la fuimos auxiliar, su hijo llegó y comenzó a regañarla como a un niño cuando se porta mal, entonces nos alejamos”, puntualizó Durán.