Cuando el príncipe Carlos, quien cumplirá 70 años la próxima semana, se convierta en rey tras la muerte de su madre, la reina Isabel, habrá esperado más tiempo que cualquiera de sus predecesores para encabezar una familia real que se remonta a 1.000 años atrás.
Algunos monárquicos temen -mientras que los republicanos esperan-, que no sea un buen rey. Sus admiradores creen que su sabiduría, consideración y preocupación por la conservación y el medio ambiente le otorgarán el apoyo público que se merece.
Eclipsando todo esto está su difunta primera esposa, la princesa Diana, el agrio final de su matrimonio y la persistente hostilidad en algunos sectores hacia su segunda mujer, Camila, la duquesa de Cornualles.
“Se te acusa de ser controvertido simplemente por tratar de llamar la atención sobre cosas que no son necesariamente parte del punto de vista convencional”, dijo Carlos en una entrevista con la revista GQ en septiembre.
“Mi problema es que considero que hay muchas cosas que hay que hacer o por las que luchar”.
Carlos Felipe Arturo Jorge, príncipe de Gales, duque de Cornualles, duque de Rothesay, conde de Carrick, barón de Renfrew, conde de Chester, señor de las islas, y príncipe y gran mayordomo de Escocia, nació en el Palacio de Buckingham el 14 de noviembre de 1948.
Tenía cuatro años cuando su abuelo Jorge VI murió y su madre ascendió al trono a la edad de 25 años. Al año siguiente, Carlos vio junto a su abuela y su tía, la difunta princesa Margarita, cómo Isabel era coronada reina de 16 reinos.
Detestó su remoto colegio escocés, Gordonstoun, al que también asistió su padre, pero fue el primer heredero real en obtener un título después de estudiar en la Universidad de Cambridge.
Carlos fue nombrado príncipe de Gales en una gran ceremonia en 1969. Pero a los 92 años, su madre sigue gozando de buena salud y no tiene planes de abdicar, por lo que su espera continúa.
Para sus críticos, e incluso para algunos monárquicos que piensan que será un desastre para la Casa de Windsor, eso no es malo.
“Francamente, tenemos mucha suerte de que no haya sido rey, porque mientras que la reina ha sido la monarca más ejemplar y ha mantenido el aprecio del pueblo por la monarquía, creo que Carlos lo socavaría”, dijo Tom Bower, autor de ‘Rebel Prince’, una biografía no autorizada.
Esas biografías poco halagüeñas describen a Carlos como un hombre arrogante y débil que disfruta de los símbolos del lujo -tiene su propio arpista real-, es intolerante ante las críticas y es un devoto de teorías extrañas.
Carlos declinó ser entrevistado para este artículo.
“ES COMPLICADO”
Sus partidarios dicen que es una presa fácil, con cada acción y expresión suyas escudriñadas por unos medios a menudo antipáticos con él.
“Cuando estás en una posición pública tan expuesta como él, la lealtad y la deslealtad es una situación bastante compleja”, dijo un exasesor suyo que trabajó con el príncipe durante muchos años.
Dijo que sus detractores simplemente optaban por ver las características de Carlos desde una perspectiva negativa.
“Hay un montón de cosas que simplemente no son ciertas”, dijo a Reuters el excolaborador, quien habló bajo condición de anonimato.
Entonces, ¿cómo es realmente?
“Es complicado. Rara vez he conocido a alguien tan curioso sobre el mundo como él y ansioso por saber qué está pasando y por qué. Más que nada, tiene este impulso, es extremadamente trabajador”, dijo el exayudante.
Amigos y enemigos hablan de su devoción por el deber. El día de trabajo del príncipe comienza con el desayuno, no almuerza, y termina cerca de la medianoche, todos los días. El excolaborador dijo que recibió una llamada de trabajo de Carlos el día de Navidad.
En privado, Carlos es un apasionado de las artes, la cultura, el teatro, la literatura, la ópera y el pop. También es un gran fan de Leonard Cohen.
Feliz en su jardín, le encanta Shakespeare, pinta acuarelas y ha escrito libros para niños. Puede ser divertido pero también tener mal genio y ser exigente, dijo el exayudante.
Aunque Carlos detesta hablar de convertirse en monarca, ya que eso significará la muerte de su madre, entre bastidores todo está preparado para la ocasión, bajo el nombre en clave de Operación Puente de Londres.
Hasta entonces, su vida como heredero continuará.
“La gente habla con razón sobre el privilegio y el dinero y los palacios y los Bentley”, dijo el exayudante del príncipe. “Es un privilegio, pero conlleva una gran carga. Nunca desearía esa vida a nadie”.
Reuters