La situación actual de los solicitantes de asilo político en los EE.UU. es muy diferente a como lo era hace 30 años.
El asilo político es la protección legal otorgada por el gobierno estadounidense a las personas que puedan demostrar “miedo razonable de ser perseguidos”. No es un privilegio que se otorga fácilmente. Es concedido exclusivamente con la finalidad de otorgarle seguridad a los extranjeros que ya están en los EE.UU. o en la frontera.
Una parte primordial en el proceso para solicitar asilo es encontrar el nexus o conexión entre la solicitud en sí y uno o más de los cinco motivos de protección establecidos en 1948 por la Declaración Universal de Derechos Humanos: raza, religión, país de origen, opinión política o pertenencia a un grupo social. Si desea saber más sobre el proceso para realizar una petición de asilo, visite inmigracion.la.
Luego de someter la solicitud, se programan entrevistas. Anteriormente estas entrevistas podían demorar hasta 4 años en ser asignadas y, durante el tiempo de espera, el solicitante recibía un permiso de trabajo temporal. Hoy día, la oficina de asilos prioriza las solicitudes más recientes y las entrevistas son asignadas en un lapso de 3 a 6 semanas.
Con los cambios en el proceso las personas que presentan una solicitud pueden tener inconvenientes, ya sea preparando su caso o reuniendo información pertinente para apoyar sus motivos de protección y sustentar la solicitud.
El gobierno también ha dado lineamientos nuevos para los funcionarios de asilo, indicando que deben ser más estrictos con los solicitantes si esas personas han intentado ingresar de manera ilegal al territorio estadounidense con anterioridad. “Un oficial debe considerar si el solicitante, al ingresar de manera ilegal a los EE.UU., demostró motivos ulteriores que sean inconsistentes con una petición valida de asilo político que este desee presentar ante las autoridades estadounidenses”, establece la nueva directiva de inmigración.
Activistas sostienen que estos lineamientos parecen debatir la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados (1951), que afirma (con algunas excepciones) que los refugiados no deberían ser penalizados por entrar al país ilegalmente ya que la búsqueda de asilo podría implicar el violar las leyes de inmigración.
Estas instrucciones han sido impulsadas por una política de “cero tolerancias”, que también resultó en la separación de más de 3,000 niños y menores de sus padres, una medida promovida, y más tarde retirada, por la administración de Trump para desalentar la entrada ilegal.
Además, en junio, el fiscal general Jeff Sessions, anunció que ya no considerarán la violencia doméstica o la persecución por pandillas fundamentos para pedir refugio. “El asilo nunca fue pensado para resolver los problemas, incluso problemas serios, con los que la gente lidia diariamente alrededor del mundo”, dijo Sessions.
Sessions también instó a los jueces a tomar decisiones rápido. “El volumen es crícito. Es así. Les pedimos que evalúen sus procesos y tasas”, dijo Sessions. El fiscal general también anunció que los jueces deben concluir 700 por año para que su desempeño sea evaluado y un mejor rendimiento, pero esto significa que deberán completar unos 3 casos cada día.
El Departamento de Seguridad Nacional ha justificado los cambios para hacer la ley de inmigración más estricta con cifras que establecen que el flujo de inmigrantes que solicitan asilo a incrementado considerablemente, aumentando en un 1,700% entre 2008 y 2016.
De ese masivo número de solicitudes solo una quinta parte de casos son aceptadas por los jueces, según dijo la secretaria de Seguridad Nacional Kristjen Nielsen al Congreso estadounidense. “Nuestra preocupación es que hay mucho fraude”, aseguró, indicando que muchos van a los EE.UU. con la idea en mente de que cualquiera puede pedir asilo. “El asilo es para quienes huyen de alguna persecución, no quienes buscan un mejor trabajo […] Nuestro sistema tiene fallas y varios vacíos legales que permiten que los inmigrantes ilegales entren al país de muchas maneras y por cualquier razón”.
Por otro lado, la codirectora de la Clínica de Inmigración y Derechos Humanos en la Universidad del Distrito de Columbia, Lindsay Harris, dijo al respecto que el hecho de que la administración tome el fraude como la razón de que hayan aumentado las peticiones de asilo aceptadas en los últimos años demuestra que desconocen la crisis humanitaria que atraviesa Centroamérica y permanecen ciegos ante el creciente número de refugiados a nivel mundial.
Un comunicado emitido por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos asegura que se ha presentado un aumento del 8.828% en el número de solicitudes de asilo presentadas por venezolanos, del 2008 al 2012.
Es muy cierto que éxodo masivo de venezolanos aunado con agentes de inmigración haciendo preguntas inquisitorias, revisiones a los documentos de soporte para comprobar la validez de los motivos de protección y en general la implementación de una ley de inmigración más estricta, dificulta el proceso para todo venezolano que desee solicitar asilo y esté esperanzado en tener un nuevo comienzo que le permita escapar de las condiciones en las que esté.
Sin embargo, debido a la represión gubernamental y el declive económico, la hiperinflación, factores como la inseguridad o lo difícil que es obtener documentos importantes como el pasaporte, muchos han encontrado la salida en la posibilidad de solicitar asilo político en los EE.UU. Las solicitudes de asilo de los venezolanos alcanzaron las 29,250 peticiones solo en el 2017, más del doble que el año anterior, de acuerdo con cifras gubernamentales.
De modo que sí, es muy cierto que la situación en cuanto asilo es muy diferente hoy, pero es una opción por la que muchos venezolanos pueden optar.
Autor: Eduardo Carreras