El expresidente de Nissan Motor, el francobrasileño Carlos Ghosn, ha sido acusado de usar dinero de la firma para comprar viviendas de lujo y pagar vacaciones familiares, además de ocultar ingresos a las autoridades reguladoras.
Ghosn, nacido en Brasil hace 64 años, fue detenido el pasado lunes nada más llegar al país sin que, aparentemente, tuviera conocimiento del legajo judicial en su contra que estaban preparando las autoridades fiscales de Tokio.
El consejo de administración de Nissan Motor, el segundo mayor fabricante de vehículos de Japón, decidió hoy cesar de todas sus funciones a Ghosn, quien estaba vinculado a la empresa desde hace más de una década y de la que era su principal figura.
Además de presidente de Nissan, Ghosn era el principal directivo de otras dos compañías que formaron una alianza con la firma nipona, Renault y Mitsubishi, aunque la primera ya decidió reemplazarlo y la segunda está en trámites para hacerlo.
Nissan Motor ha evitado dar detalles públicamente sobre las acusaciones que enfrenta Ghosn ante la justicia nipona, ya que la investigación está en curso, pero ha aclarado que los cargos surgen de delaciones internas en la compañía descubiertas hace meses.
Los pocos detalles difundidos públicamente en la comunicación al regulador bursátil sostienen que “durante muchos años” Ghosn y otro directivo de Nissan, Greg Kelly, reportaron a las autoridades bursátiles ingresos “menores a las cifras reales”.
En el caso del presidente de la firma, “se descubrieron otros numerosos actos de malas conductas”, como el uso personal de bienes de la compañía, sin dar mayores explicaciones.
Tampoco las dio el CEO o máximo ejecutivo de Nissan Motor, Hiroto Saikawa, durante la rueda de prensa que ofreció en solitario el pasado lunes, horas después de que se filtrara la detención de Ghosn tras aterrizar en un aeropuerto de Tokio.
Según Saikawa, tanto Ghosn como Kelly cometieron “graves y continuos actos de malas conductas” dentro de la empresa.
A falta de confirmaciones públicas, los medios nipones han ido filtrando datos por fuentes judiciales o empresariales que describen las supuestas irregularidades de Ghosn, el ejecutivo empresarial extranjero mejor pagado en Japón.
Estos informes apuntan que entre 2010 y 2014 Ghosn reportó unos ingresos por 4.987 millones de yenes (38,8 millones de euros), según la fiscalía, aunque tendría que haber reportado 9.998 millones de yenes (77,8 millones de euros).
De acuerdo con fuentes conocedoras del caso consultadas por el diario Asahi, Ghosn tampoco reportó unos 36 millones de dólares por la apreciación bursátil de sus derechos de acciones, algo que sí han hecho otros directivos de la compañía.
Ghosn, la figura internacional del sector automotor con el mayor relieve a nivel mundial, presuntamente también utilizó en beneficio propio fondos destinados por Nissan a invertir en “startups”.
Parte de estos fondos, según las denuncias filtradas, fueron destinados a pagar 17,8 millones de dólares con el fin de comprar casas para Ghosn en Río de Janeiro y Beirut.
Ghosn, de una familia con orígenes cristianolibaneses, nació en Brasil y fue allí donde tuvo sus estudios primarios, pero fue en el Líbano donde cursó el bachillerato, antes de trasladarse a Francia para realizar sus estudios superiores.
Las residencias de lujo compradas para Ghosn en Río de Janeiro y Beirut, la primera en la línea de playa de Copacabana y la segunda en el centro de la capital libanesa, fueron compradas por una subsidiaria holandesa creada en 2010, Zi-A Capital.
El pago se hizo a través de una unidad de esa firma con residencia en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas, según informó hoy el diario económico Nikkei.
Además, Ghosn tiene residencias en Francia y Holanda, cuyos gastos de alquiler y mantenimiento al parecer también estaban cubiertos por la compañía.
Los informes difundidos indican también que Nissan pagó “centenares de miles de dólares” para cubrir vacaciones familiares de Ghosn.
Unido a ello, las investigaciones también están apuntando la posibilidad de que tampoco haya reportado unos 886.000 dólares por ingresos de la subsidiaria de Nissan en Holanda, que ha tenido un papel especial en estas supuestas operaciones irregulares.
Nissan Motor obtuvo esta información gracias a la delación de dos empleados de la compañía, uno japonés y otro extranjero, ninguno de ellos identificado.
El extranjero, según Nikkei, es un vicepresidente de 54 años que trabajó en la filial de Nissan en el Reino Unido, y el japonés fue jefe de gabinete de Ghosn.
EFE