Un atacante suicida mató a al menos nueve soldados afganos y dejó 22 heridos este viernes al hacer estallar su carga dentro de la mezquita de una base militar en la provincia de Jost (este).
AFP
El ataque se produjo al iniciarse el tradicional rezo de los viernes en la mezquita, precisó un portavoz del gobierno provincial, Taliban Mangal.
Nadie reivindicó inicialmente el ataque, aunque la gran mayoría de este tipo de atentados contra mezquitas los ha protagonizado hasta ahora el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Un portavoz de la Iª Brigada de la 203 División afgana, que tiene su base en el distrito Ismail Khel Mandozai, dio el saldo de 9 soldados muertos y 22 heridos.
Otra fuente oficial, del gobierno central, explicó a la AFP que el balance sería de 27 muertos y 44 heridos.
“No sabemos cómo entró en la mezquita” declaró el gobernador provincial, Hukum Khan Habibi.
Algunos heridos fueron evacuados hacia el hospital de Jost y se enviaron varios helicópteros para trasladar a otras víctimas a Kabul.
El presidente Ashraf Ghani condenó el ataque como “antiislámico” e “inhumano” y ordenó una investigación.
Un soldado superviviente explicó que cuando se produjo la explosión había centenares de fieles dentro de la sala de plegarias.
“No sé cómo llegué al hospital” explicó a la AFP este soldado que dio el nombre de Mufti.
Afganistán vivió una semana sangrienta: al menos 55 personas murieron y 94 resultaron heridas el martes, durante una reunión de ulemas (jerarcas religiosos) en Kabul.
Ese ataque tampoco ha sido reivindicado hasta la fecha.
Las fuerzas armadas afganas están sufriendo un gran número de bajas a causa de estos atentados irregulares, sin contar con los enfrentamientos cotidianos con los talibanes en amplias regiones del país.
A principios de 2015 el ejército afgano asumió la responsabilidad directa de garantizar la seguridad del país, tomando el relevo de la fuerza de la OTAN. Desde entonces han muerto más de 30.000 soldados.
Los talibanes se han desmarcado repetidamente de los atentados contra centros religiosos y minorías en ese atormentado país.
En Ginebra, el coordinador humanitario de la ONU para Afganistán, Toby Lanzer, declaró a los periodistas que si bien hay unos 3,6 millones de personas “a un paso de la hambruna”, hay “fundadas esperanzas” de un acuerdo de paz.
“Puede parecer paradójico, pero hay más posibilidades ahora que en los últimos años”, explicó a periodistas.
Lanzer no dio los motivos por los que cree que los talibanes estén dispuestos a negociar el fin de su insurrección, que ya lleva 17 años.
El presidente afgano también ha manifestado recientemente su esperanza de que pueda alcanzarse un acuerdo con los rebeldes talibanes.
“La cuestión no es saber si, sino cuándo” se producirá ese acuerdo de paz, explicó.