La última captura del capo mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, en 2016, desató furor en el mercado pirata donde se vendía todo tipo de mercancía con su apodo, su cara o su silueta.
Las gorras con la leyenda “King Chapo” (El Rey Chapo) se convirtieron en una mercancía codiciada en el popular barrio de Tepito en Ciudad de México.
En enero de ese año, como consta en un cable de la agencia EFE, en los puestos instalados en los callejones de Tepito, “El Chapo” se disputa el protagonismo con otras figuras icónicas, como Michael Jordan, o los actores Brad Pitt en “El Club de la Pelea” o Al Pacino en “Caracortada”.
Sin embargo, el alias del capo es una marca registrada, como consta en la Base Mundial de Datos sobre Marcas donde existen 27 registros para “El Chapo” en países como Dinamarca, Francia, Filipinas y Estados Unidos, pero de entre todos, destacan cuatro en México de los que la titular es su hija Alejandrina Gisselle Guzmán Salazar.
La dueña de la marca
Alejandrina Gissele es hija del primer matrimonio del capo. Se hizo famosa cuando fue detenido en Estados Unidos en octubre de 2012. Sólo estuvo presa 65 días y después desapareció nuevamente. Actualmente tiene 37 años y habría estudiado Medicina.
Cuando fue detenida en EEUU tenía 7 meses de embarazo y presuntamente habría ingresado a ese país a través de la frontera con Tijuana para dar a luz en suelo estadounidense.
Fue acusada en una Corte de San Diego de haber ingresado al país con una visa falsa, mentir a las autoridades y media docena de cargos migratorias.
En su primera audiencia se declaró inocente y logró su libertad luego de contratar al abogado Jan Ronis, reconocido por haber representado a Benjamín Arellano Félix, uno de los capos más grandes de México y enemigo de su padre, al que la familia intentó asesinar en 1994 en el aeropuerto de la ciudad de Guadalajara, en el estado de Jalisco.
Alejandrina obtuvo a partir de 2010 cuatro registros de marca con el apodo de su padre, gracias a los cuales puede fabricar desde joyería hasta maletas, baúles y paraguas con la leyenda “El Chapo”.
Uno de los registros, con el número 1205098, incluye el permiso para juegos y juguetes, artículos de gimnasia y deporte, así como adornos para árboles de Navidad. Un tercero, con el número de serie 1219281 se refiere a artículos de oficina.
Aunque no pertenece a la familia, llama la atención un registro obtenido el año pasado por una empresa de Manila, Filipinas, para una marca denominada “EL CHAPO’S FILIPINO MEXICAN FOOD CARTEL”, que incluso tiene un logotipo de un hombre con máscara de luchador y con el clásico bigote del capo mexicano.
Otra empresa fabricante de ropa y calzado en México obtuvo el registro para “El Chapo JNS” en 2016.
A pesar de que el trámite para la obtención del registro de marca lo habrían realizado la primera y la última esposa de “El Chapo”: Alejandrina Salazar y Emma Coronel a partir de 2016, la información se dio a conocer en 2016, donde se reveló que las beneficiarias no era ellas sino Gissele.
De acuerdo con la información, las dos mujeres presentaron 24 peticiones para registrar el apodo y nombre de Guzmán Loera, pero sólo fueron autorizadas cuatro y su vigencia concluye en 2020.
Las solicitudes del registro comenzaron ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI), originalmente con otras dos marcas, “El Chapo Guzmán” y “Joaquín El Chapo Guzmán”, que fueron rechazadas por la Dirección Divisional de Marcas del IMPI debido a que estos nombres hacen referencia al narcotraficante, de acuerdo con el artículo cuarto de la Ley de la Protección Industrial, que de manera textual el artículo señala:
“No se otorgará patente, registro o autorización, ni se dará publicidad en la Gaceta, a ninguna de las figuras o instituciones jurídicas que regula esta Ley, cuando sus contenidos o forma sean contrarios al orden público, a la moral y a las buenas costumbres o contravengan cualquier disposición legal
Aunque el apoderado legal de Alejandrina Guzmán y de María Alejandrina Salazar, José Antonio Magaña Jiménez, aseguró en su momentos que los nombres tienen significados diferentes y que los usos destinados de la marca no tiene vínculo alguno con el narcotraficante, el IMPI apunta que pese al uso común de los nombres, la combinación de ellos (Joaquín, Chapo y Guzmán) “desprende la idea de una persona en particular”, la del narcotraficante.
Otros países, como Colombia, han negado el registro de marcas con nombres de capos, como fue el caso de Pablo Escobar, cuando en 2012 le fue negado el registro a María Isabel Santos Caballero y Juana Manuela Marroquín Santos y Juan Sebastián Marroquín Santos, la viuda y los hijos, respectivamente, del que fue jefe del cartel de Medellín, los cuales cambiaron de nombres cuando se instalaron en Argentina a fines de la década de los noventa.
En México, el secretario de Economía, Ildefonso Gujarado, justificó en 2016 que el registro de “El Chapo” se había otorgado en una administración anterior, es decir, en la del presidente Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012).
“Sin ser experto en patentes y marcas, sin ser el responsable directo del IMPI (Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial), de alguna manera soy indirectamente supervisor responsable del área, que para situaciones específicas donde tienen que ver seguridad nacional y temas delicados de esta naturaleza los procedimientos deberían estar sujetos a una visión extraordinaria y especial”, explicó Guajardo a la prensa mexicana.
“El único seguimiento es que hay un proceso de autorización de marcas, que funcionarios específicos adoptaron, y simplemente se va analizar en qué condiciones se otorgaron las marcas”, dijo, si embargo nunca se dieron a conocer los resultados de la investigación.
En cuanto al nombre de Joaquín Guzmán Loera, hasta ahora no existe ningún registro en la Base Mundial de Datos Sobre Marcas. Se desconoce si la beneficiaria de la marza lanzó al mercado algún artículo para explotar el apodo de su padre.