El G20 cumplirá en Buenos Aires diez años de cumbres. Desde la primera, celebrada en 2008 en medio de la grave crisis financiera internacional, solo guardan su silla la alemana Angela Merkel y el turco Recep Tayyip Erdogan, que ahora compartirán de nuevo mesa en medio de un complejo escenario económico y comercial global.
“Nosotros, los Líderes del Grupo de los Veinte, celebramos una reunión inicial en Washington el 15 de noviembre de 2008, en medio de serios desafíos para la economía mundial y los mercados financieros”, comenzaba relatando la declaración de aquella primera cita del principal foro de debate económico y político del mundo.
Si bien el grupo de las 20 mayores economías en desarrollo y emergentes (19 países más la Unión Europea) nació en 1999 como foro de ministros de Finanzas y presidentes de Bancos Centrales, no fue hasta casi una década después cuando, durante la gran recesión originada en Estados Unidos que hizo temblar la economía mundial, se decidió propiciar acuerdos entre los jefes de Estado y de Gobierno.
“Nuestros países han tomado medidas urgentes y excepcionales para respaldar la economía mundial y estabilizar los mercados financieros. (…) Debemos sentar las bases de la reforma para ayudar a garantizar que una crisis global como esta no vuelva a ocurrir”, destacaba esa primera declaración, que tuvo como protagonistas a los entonces todopoderosos George W.Bush (EE.UU), Hu Jintao (China), Gordon Brown (Reino Unido), Nicolás Sarkozy (Francia) o Dmitri Medvédev (Rusia).
Hoy sobreviven Merkel, que sigue el frente de Alemania pero no optará a la reelección como canciller y Erdogan, que hace diez años participó como primer ministro de Turquía y ahora como presidente, reelecto en junio pasado.
A aquella primera cita, considerada clave para sentar la recuperación, le siguieron Londres y la estadounidense Pittsburgh (2009), Toronto y Seúl (2010), Cannes, Francia (2011), Los Cabos, México (2012), San Petersburgo, Rusia (2013), Brisbane, Australia (2014), Antalya, Turquía (2015), Hangzhou, China (2016) y Hamburgo, Alemania (2017).
Mientras los cinco primeros años estuvieron marcados por las medidas para la recuperación, con las reformas financieras y la preocupación por la crisis en la eurozona como puntales, en el último lustro la vista ha estado puesta, entre otros complejos asuntos, en el conflicto bélico en Siria, el terrorismo y la crisis humanitaria por el creciente movimiento de inmigrantes.
El cónclave de Buenos Aires, el primero que se celebra en Suramérica, volverá a no tenerlo fácil el viernes y sábado próximos.
Toma el testigo de la cumbre de Alemania del año pasado, la primera con Donald Trump como presidente estadounidense, en la que los líderes le aislaron haciendo una apuesta conjunta por el Acuerdo de París contra el cambio climático -que EE.UU abandonó por decisión del magnate-, pero lograron cerrar con él un compromiso en favor del libre comercio.
En los más de 16 meses que han pasado de aquella reunión, los roces del país norteamericano, por su política proteccionista y de imposición de aranceles, no ha hecho sino aumentar con gigantes como China y la Unión Europea.
Si bien Argentina, que preside el grupo en 2018, apurará hasta el último momento para afinar el documento que debatirán los mandatarios, con el fin de que sea firmado por consenso, el sistema multilateral de comercio y la lucha contra el cambio climático seguirán siendo los temas más espinosos.
“El G20 está para encontrar acuerdos que permitan superar crisis. En este momento, en la situación que estamos con estas tensiones, no podemos decir que no hay una crisis”, afirmó a Efe el negociador jefe argentino, Pedro Villagra.
Está por ver qué lugar podrá ocupar en esta ocasión -que de forma paralela acogerá reuniones bilaterales cruciales como la de Trump y el presidente ruso Vladímir Putin o el chino Xi Jinping- la cuestión migratoria, con las caravanas de centroamericanos avanzando en la frontera estadounidense, o la escalada de tensión entre Rusia y Ucrania.
También el ‘brexit’, el acuerdo nuclear con Irán o la controversia por la presencia del príncipe heredero saudí, Mohámed bin Salmán, a quien la Agencia de Inteligencia Estadounidense considera probable instigador del asesinato del periodista Jamal Khashoggi en la embajada saudí en Turquía.
Para Mauricio Macri, jefe de Estado argentino y anfitrión de la cumbre, con los años, “por medio del diálogo y la construcción de consensos”, los líderes del G20 “han podido delinear de manera conjunta políticas globales para hacer frente a los desafíos del mundo”.
“Para resolver los desafíos de hoy y mañana, necesitamos actuar con el mismo sentido de urgencia que nos convocó a unirnos en 2008”, sentenció Macri en una comunicación oficial, convencido de que el objetivo de su país es ser un “mediador de buena fe”. EFE