José Roberto llegó al sureño estado mexicano de Oaxaca en la caravana de migrantes centroamericanos que entró a México el 19 de octubre. En el Istmo de Tehuantepec decidió separarse del grupo y no seguir el camino hasta conocer mejor qué ocurre en la frontera norte.
EFE
La dispersión en que se mueven las cuatro caravanas de migrantes que recorren el país ha provocado que muchas personas hayan detenido su camino en ciudades que no formaban parte de la ruta inicial, que partía del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras) hacia Estados Unidos atravesando México.
Decenas de centroamericanos encontraron en los pueblos y carreteras de Oaxaca diversas formas de proveerse ayuda, pidiendo dinero a los vecinos, aprovechando viajes gratuitos por parte de conductores o buscando trabajos informales.
“Mi plan es buscar un trabajo”, cuenta a Efe José Roberto, quien esperará a ver si a sus compañeros de la frontera norte les dejan cruzar antes de proseguir su camino: “¿Qué vamos a hacer ahí si está todo el montón?, ¿pues qué vamos a hacer? Nada”, añade el hondureño.
Prejuicios contra la caravana migrante empiezan a calar entre algunos mexicanos, inspirados en parte por noticias falsas o bulos como el hecho de que los migrantes rechazan la comida que les ofrecen las organizaciones humanitarias.
“Pues más que nada la gente nos insulta, nos dicen cosas porque (otros migrantes) iban dejando la comida tirada, por ejemplo pollo”, lamenta.
Como José, muchos de ellos encontraron refugio en un pequeño albergue de la ciudad de Oaxaca, capital del estado homónimo, que ha tenido que redoblar su capacidad con el paso de los días.
Fernando Cruz Montes, coordinador del Centro de Orientación al Migrante de Oaxaca, explica a Efe que en su albergue se hospedan normalmente entre 20 y 30 personas, pero actualmente atienden a unos 70 migrantes, mientras que la capacidad es para 50 individuos.
Cuenta que algunos se plantean quedarse en Oaxaca pero que, la mayoría, mantienen su objetivo de reintegrarse con la caravana en la norteña ciudad de Tijuana, donde cada vez ejercen más “presión” para que se les facilite el paso a territorio estadounidense.
“Pues la tirada de la política de Donald Trump es que no pasen, pero la verdad es que se van a embotellar ahí todos los migrantes y están llegando más”, advierte Cruz, quien añade: “Es una presión que va a reventar, ¿sí? No sabemos si a favor o en contra”.
Según cifras aproximadas, se estima que desde el pasado 19 de octubre unos 9.000 migrantes centroamericanos entraron a México en varias caravanas, de los que 6.000 están ahora en Tijuana, un millar más en el resto del estado de Baja California y otros 2.000 en diversos lugares del país.
El Gobierno mexicano rechazó “de manera explícita” una propuesta del Ejecutivo estadounidense para que México se convirtiera en país de destino y acogiera en su territorio a los migrantes centroamericanos que huyen de sus países en dirección a Estados Unidos, informó hoy el canciller, Luis Videgaray.
“Es algo que Estados Unidos propuso hace algunos meses y que fue rechazado de manera explícita por México. Es una mala idea”, señaló el secretario de Relaciones Exteriores en una entrevista con Televisa.
De todas formas, añadió que México es “un país hospitalario” que tiene “los brazos abiertos” hacia los migrantes que quieran permanecer en el país, a quienes les pidió que se regularicen “de manera ordenada y respetando la ley”.
De hecho, durante las últimas horas, 686 centroamericanos que se encuentran en el norteño estado de Baja California, fronterizo con Estados Unidos, y en Ciudad de México se han registrado de manera formal ante el Instituto Nacional de Migración (INM) para solicitar empleo en México.