Frente la estatua ecuestre de Antonio José de Sucre, el Gran Mariscal de Ayacucho, ubicada en el parque emblemático del mismo nombre en Cumaná, el pasado 27 de noviembre, cuando la ciudad primogénita de América cumplía los primeros 503 años de su fundación, se celebró el acto protocolar de la fecha siendo el gobernador de la entidad federal el orador de orden.
Entre otros temas el primer mandatario regional se refería a no estarse celebrando nada, por cuanto la “gran Cumaná potencia” la encontraremos dentro de 15, 20, 50 años o más, cuando se desarrolle lo suficientemente el hombre nuevo revolucionario; olvidándose el estimado coterráneo que llevan gobernando la ciudad y el estado Sucre desde hace 20 años, incluyendo las administraciones de Ramón Martínez, Enrique Maestre, “El Pelirrojo” y Luis Acuña.
Otro aspecto resaltante de su discurso fue culpabilizar a “las lacras sociales” por la oscuridad y penumbra de la ciudad en sus parques, calles y plazas ya que se roban los cables para vender el material de cobre, incluyendo la espada del Mariscal Sucre –quien se encuentra desarmado ante una eventual invasión del imperio norteamericano- porque los malandros le hurtaron su espada libertadora.
Se le olvidó decir a Edwin Rojas que la pista del aeropuerto de Cumaná está imposibilitada de recibir vuelos nocturnos desde hace tres años por la misma razón.
Lamentablemente, estos eventos de robos y hurtos sitúan a los cuerpos de seguridad estatales como los más ineficientes del país, incluyendo sus superiores de quienes reciben las respectivas órdenes e instrucciones. En Cumaná y todo el estado Sucre se conoce la ubicación de las chatarreras y otros negocios compradores de materiales mineros estratégicos y además, su traslado a la vecina Isla de Trinidad y Tobago para comercializarlos. El gobernador debe ser el primero en estar enterado.
Ya no quedan tapas de medidores en las aceras, candados ni cilindros de cerraduras en puertas de casas.
Pero lo más resaltante del discurso –a mi modo de ver- es el desprecio a nuestro pasado histórico. “En otras épocas cuarta republicanas cuando se celebraba un aniversario de Cumaná, el presidium estaba lleno de lindos blancos representantes de gobiernos europeos, españoles, italianos, portugueses, alemanes, entre otros, desconociéndose nuestra raíz y el cacique Maragüey quien desalojó la planta insolente del invasor español”, dijo.
Con todo respeto señor Rojas, difiero de su visión histórica. Usted y sus ideólogos revolucionarios están equivocados. Ustedes ni nadie pueden ni podrán construir la historia a su manera. Los hechos históricos son como sucedieron y punto.
Yo me siento orgulloso de mi pasado europeo, indígena y africano. Reconozco a España como mi madre patria de quien heredé el rico idioma español, la religión cristiana católica, la fulía, el galerón, la siesta del mediodía. Pero también me siento honrado con la espiritualidad y fuerza inquebrantable por la defensa de su tierra de nuestros antepasados aborígenes Chaimas, Cumanagotos, Caribes; y por si fuera poco, admiro mis hermanos y la virginal belleza embrujadora de las mujeres africanas.
Allí están mis raíces. No en Chávez, Fidel, el Ché Guevara, Stalin, Lenin, Marx, Engels ni el chino Mao Tse Tung… ¡Viva la Cumaná de mis sueños!
Cristian Silva Potellá
Secretario general estado Sucre
Unidad Visión Venezuela
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