El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, designó como futuro ministro de Medio Ambiente al abogado Ricardo Salles, exresponsable del área en Sao Paulo, acabando con la última gran incógnita sobre la formación de su gobierno, tras descartar la fusión de esta cartera con Agricultura.
AFP
“Comunico el nombramiento del Sr. Ricardo de Aquino Salles para estar al frente del futuro Ministerio de Medio Ambiente”, escribió Bolsonaro en su cuenta de Twitter, tal y como hizo antes para anunciar a los otros miembros de su gabinete.
Con 22 ministros designados, el gobierno de Bolsonaro -que arrancará sus funciones el 1° de enero- quedaría cerrado. Abogado y presidente del movimiento derechista liberal “Endireita Brasil”, Salles fue secretario de Medio Ambiente del estado de Sao Paulo entre 2016 y 2017, cuando tuvo una convulsa salida.
Durante su gestión, la Fiscalía le acusó de haber alterado las propuestas del plan de manejo de un área de protección ambiental para favorecer a empresas privadas, según informó entonces la prensa local. Salles, de 43 años, siempre negó las acusaciones y tampoco ha recibido aún condena por el caso, pero acabó dejando el cargo en agosto de 2017 por motivos políticos, poco más de un año después de su llegada.
Afiliado al partido liberal Novo, el futuro ministro concurrió a una plaza de diputado federal en las elecciones de octubre, pero no fue elegido. El nombramiento del titular de Medio Ambiente era uno de los más esperados del nuevo gobierno, debido a las tirantes relaciones de Bolsonaro, un escéptico del cambio climático, con el sector ambientalista.
Días después de su elección, su jefe de gabinete afirmó que el excapitán del Ejército pretendía fusionar esta cartera con la de Agricultura desatando una ola de críticas por parte de organizaciones ecologistas, e incluso del poderoso sector del agronegocio.
Bolsonaro, que contó con el apoyo clave del lobby ruralista para su elección, acabó dando marcha atrás y nombró ministra de Agricultura a Tereza Cristina da Costa, jefa de esta bancada en la Cámara de Diputados.
La semana pasada, además, el gobierno de Brasil desistió de albergar el próximo año la cumbre mundial del clima COP25, que sucederá a la que se celebra en Polonia. El gigante sudamericano, país líder en el combate al calentamiento global, alegó problemas presupuestarios, pero más tarde Bolsonaro aseguró que tuvo “participación” en esa decisión.
El exmilitar de 63 años lleva meses cuestionando el acuerdo climático de París, cuya implementación debe ser debatida en la cumbre que se desarrolla por estos días, y condiciona la permanencia de Brasil mientras no perjudique su soberanía sobre el Amazonas.