Hoy con los sentimientos amalgamados de la nostalgia y el optimismo, solo quiero hablar de la Universidad de Carabobo. Dos palabras sostienen a nuestra alma mater: Fin y Principio.
No narraré su historia ni citaré sus importantes triunfos en el campo de investigación, tampoco su entrañable labor en la atención comunitaria, evitaré conversar de los catedráticos que han lucido la majestuosidad de la labor docente, para qué relatar el logro de nuestros egresados en Venezuela y el mundo. Les digo que la Universidad de Carabobo tiene ciento veinticinco años de fundada y sesenta años de su reapertura luego de un largo tiempo de clausura por regímenes dictatoriales.
Fin
Veo a la Universidad de Carabobo agonizante, lo confieso con dolor. Es más, siento que la Universidad en la cual nos educamos, que aprendimos a querer con pasión, y en la cual hoy ocupamos un cargo de gerencia, puede que en cualquier momento su corazón deje de latir.
Lo escribo en sentido figurado para dibujar la verdadera situación de mi Universidad. En estas condiciones, imposible que se mantenga con vida. Presiento que entrará en un periodo de inmovilización absoluta, donde lo que todavía podemos lograr con mucho esfuerzo, mañana no será factible. Y me refiero a los retazos de actividades que vemos, porque así como el país, ¿quién puede sobrevivir al asesinato sistémico denominado: socialismo del siglo XXI, o dictadura chavista, o régimen mafioso y de hampones, o simplemente tiranía milico-judicial?
Principio
Y luego, seguro estoy también, asistiremos a su renacimiento. Pero para que se dé ese nuevo principio que todos deseamos, es necesario primero que ocurra el FIN del sistema que nos oprime nacionalmente. Sin embargo, y en esto quiero ser claro y hablo con conocimiento de causa, el nuevo PRINCIPIO de la UC debe nacer con un nuevo modelo para la universidad, pues con el que actualmente tenemos, ni con un gobierno democrático sería viable. No se podría soportar para la realización de los verdaderos propósitos de cualquier universidad en el mundo.
Torturada y atacada.-
Los comunistas se han destacado por desmantelar lo que produce conocimiento para el bien.
Este socialismo del siglo XXI ha provocado la mayor diáspora intelectual que se haya ocurrido en nuestro país. Nadie está conforme con la contraprestación que recibe de la Universidad por sus funciones. Tener universidades autónomas y críticas son una amenaza para las tiranías; por eso las acribilla. Este régimen ha aplicado diversas técnicas de torturas para su aniquilamiento. Suspende indefinidamente las elecciones rectorales para generar ingobernabilidad, reconduce el presupuesto sin tomar en cuenta la hiperinflación. Disminuye, centraliza y hasta prohíbe determinados gastos indispensables para su equipamiento y funcionamiento.
El régimen simula protegerlas pero desmejora las condiciones de vida de quienes cumplen funciones dentro de ellas. En lo material, no presta colaboración para evitar hurtos y robos masivos que evidentemente contribuyen a la materialización de su paralización, pues con el menguado presupuesto asignado, ni pensar en recuperar lo que el hampa roba o destruye.
Este régimen ha sido una estrella para hacer desaparecer los incentivos que motiven a los profesionales a dedicarse a la actividad académica.
Al ver el régimen que su intención de exterminarla se ha convertido en una larga agonía debido a la resistencia y empeño de los miembros de la comunidad que han visto a la Universidad de Carabobo como un templo en el que cumplen un apostolado, quiso experimentar con la realización de unas elecciones estudiantiles luego de casi doce años sin realizarse, pensando que podía ganarlas, pero falló estrepitosamente en ese experimento. Algún estafador, de esos que abundan en los corrillos políticos le vendió al funcionario de mayor confianza de Nicolás Maduro la idea no sé con qué argumentos, que el régimen llegaría a ganar la FCU de la UC vía electoral. Vaya demencia del inventor de esa pretensión y monumental menosprecio a la inteligencia estudiantil, que sabe que la Universidad de Carabobo agoniza por el designio deliberado del régimen que se ha propuesto exterminarla. Ningún ser pensante jamás votaría por quien es el causante de la desgracia. Así fue como el catorce de noviembre entre bombas, robos de urnas, disparos y capuchas, el régimen intentó “ganar” unas elecciones estudiantiles. Se equivocó, porque recibió una contundente paliza de algo así como 7500 votos contra 500. No podía ser de otra manera. Bueno, en realidad sí, la diferencia hubiese sido mayor si los organismos de seguridad del Estado hubiesen evitado los asaltos en lugar de consentirlos.
Así las cosas, como no lo pudieron lograr vía electoral y con el terror de por medio, se fueron a lo más sencillo, para ellos, pedirle al TSJ que declarara ganador al perdedor. Sentencia que no se hizo esperar. Aunque es necesario advertir que esa sentencia, será inejecutable y además inoficiosa ya que la elección de un ente estudiantil como la FCU, que no está regulado por la ley, es algo sentimental. Los estudiantes votaron por quien se identificaron, mal puede entonces, un ente externo decirle que ese amor que ellos manifestaron el 14 de noviembre tiene que ser hacia una persona distinta a la que ellos escogieron.
¿Qué podemos esperar ahora?
Pasado el episodio estudiantil, ahora vendrán por la inhabilitación y destitución de sus autoridades, atacarán a las que les resulten incomodas ni se les arrodillen. El régimen tiene a los funcionarios para hacer el trabajo sucio, como ese TSJ que declaró en el caso de los estudiantes como ganadora a la perdedora.
Llegarán las auditorías, inventarán cuentos que arrojarán sus resultados. Parecidos a lo que hicieron con Iván Uzcateguí expresidente de la FCU y con Ramón Bravo director de comedores de la UC que llevan cuarenta días injusta y arbitrariamente encarcelados por no aceptar el chantaje de evitar la cárcel si traicionaban al movimiento estudiantil.
Sacrificio y entrega.-
Como todos los pronósticos nos indican que se aproximan momentos muchísimo más difíciles para la UC y para el país a los hasta ahora padecidos, desde la Secretaría general de la UC, despacho rectoral, que tiene a su cargo la organización y planificación de los actos de graduación, echamos el resto y nos propusimos no dejar para el próximo año lo que podíamos adelantar antes de finalizar el 2018 y, por tal razón hoy le podemos decir a nuestra comunidad y al país entero, que nos sentimos satisfechos por el deber cumplido, porque que en pleno receso vacacional decembrino más de mil doscientos nuevos profesionales egresarán de la Universidad de Carabobo, siendo el último acto de grado, por este año, el 19 de diciembre en el que recibirán su título 320 nuevos ingenieros de las distintas escuelas. A los profesionales felicitaciones y orgulloso de ellos, a mis compañeros de trabajo, un apretado abrazo y mi eterno agradecimiento por su vocación de servir y sentir pasión por el país.
La UC y Venezuela volverán a ver el tiempo de la luz.-
Amigos me despido por este año, pidiéndole a mis colegas que pensemos en la Universidad de Carabobo como nuestra madre, reconociendo nuestros errores, lamentando que existen individuos mimetizados en los gremios (pocos pero los hay) que se confabulan con los enemigos de la institución que procuran la destitución dictatorial de autoridades, para ser ungidos en determinados cargos.
Reflexionemos y entendamos que solo los universitarios salvaremos a la UC, así como solo los venezolanos salvaremos a Venezuela; pero eso jamás lo lograremos de manera pasiva. Que nadie lo dude, hay que trabajar para provocar el evento libertario. En eso quiero que pongan toda vuestra disposición. Nada cambiará y nadie nos ayudará mientras no demostremos que queremos cambiar. Entendámoslo bien: la indiferencia no es una opción válida ni para la UC ni tampoco para Venezuela.
Sabiendo que nos disparan desde varios flancos, la determinación tiene que ser la de asumir todos los riesgos y luchar por la libertad de nuestra amada Venezuela y por el renacer de nuestra adorada madre académica, la Universidad de Carabobo “luz de una tierra inmortal”.