Ha habido muchas expectativas y decepciones no cumplidas en el mercado de la energía durante 2018. A principios de año, enumeré cuatro temas para que los lectores le hcieran segumiento.
• Las energías renovables, a pesar de las continuas caídas de precios, no han logrado abrirse paso. Los hidrocarburos siguen arraigados como la fuente dominante de suministro de energía.
• El cambio de China a una economía más baja en carbono se ha ralentizado. El uso del carbón ha aumentado nuevamente después de dos años de disminución y, como resultado, las emisiones han aumentado.
• La situación política en Arabia Saudita no se ha estabilizado y el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en Turquía solo ha servido para recordarle al mundo los peligros de la concentración de poder en manos del príncipe heredero Mohammed bin Salman.
• Quizás la única verdadera historia de éxito haya sido la continua expansión de la producción de esquisto en los EE. UU. elevando la producción total de petróleo de los EE.UU. en 2 millones de barriles diarios, año a año, según las últimas cifras oficiales . Ese aumento en la producción ha contribuido a la persistencia de los precios bajos: un poco más de $ 60 por barril para el Brent , que es un poco más bajo que hace 12 meses.
Pero otro acontecimiento en desarrollo merece una nota. Casi 20 años después de que Hugo Chávez llegó al poder, Venezuela ha seguido cayendo. La producción de petróleo en picada, de 2,2 millones bpd en enero a unos 1,1 millones bpd en noviembre. Eso representa una caída de más del 68% respecto a la producción máxima del país de casi 3,5 millones bpd que tuvo en 1998 .
La economía se está reduciendo, pero hasta el momento el gobierno se ha negado a revelar los datos económicos sobre el producto interno bruto o la inflación a pesar de las repetidas solicitudes y, potencialmente, un impago importante de la deuda soberana de Venezuela. La incapacidad del país para pagar a los tenedores de bonos podría llevarlo a perder en los próximos meses uno de sus principales activos: la empresa empresa refinadora estadounidense Citgo .
El que debería ser uno de los países más ricos de América Latina, dado sus extensas reservas de petróleo y recursos minerales desde oro a bauxita y diamantes, es ahora uno de los más pobres. Los suministros básicos y los alimentos son escasos y, además de un éxodo de talentos, hay una creciente crisis de refugiados a medida que las personas intentan escapar a países vecinos como Colombia y Brasil. Según un documento reciente de Brookings, ya hay más de 3 millones de venezolanos que viven fuera del país, incluido un millón en Colombia.
El éxodo incluye a personas desesperados por la pobreza, pero también a trabajadores y técnicos calificados, de los que depende la economía. Dentro de ese grupo hay muchos de los que construyeron la empresa petrolera estatal PDVSA, que ahora están huyendo de la corrupción y la mala gestión que predomina en la compañía.
Lo que queda de la economía solo continúa funcionando como resultado de los préstamos de Rusia y de los acuerdos comerciales de dinero por petróleo con los chinos.
Pero no ha habido ningún cambio de régimen. Nicolás Maduro se mantiene en el poder. Una razón para ello es la represión liderada por los aliados en el ejército de Maduro. El otro es el hecho de que Venezuela ha dejado de ser importante para el mercado petrolero mundial. EEUU ya no depende de las importaciones petroleras venezolanas. A las compañías internacionales les encantaría regresar pero no realizarán inversiones serias mientras el gobierno actual permanezca en el poder.
Si el petróleo escaseara, la presión para intervenir, especialmente en Washington, sería intensa. Pero el mercado ha lidiado sin parpadear con la pérdida de las exportaciones venezolanas y un importante recorte en los suministros iraníes debido a las sanciones de Estados Unidos.
Durante gran parte del año , pensé que los eventos en Venezuela darían presión al mercado y aumentarían los precios. Estaba equivocado. El excedente global de la oferta de petróleo es profundo, aunque la demanda sigue creciendo.
Es difícil ver que este equilibrio cambie en 2019. El mercado petrolero ha aprendido a funcionar sin Venezuela. Eso significa que es poco probable que los problemas políticos del país sean alterados por una intervención externa. La próxima “revolución bolivariana” tendrá que venir desde dentro, impulsada quizás por la desesperación a medida que la producción de petróleo disminuya aún más y posiblemente por la creciente renuencia por parte de los chinos a invertir más en un régimen en bancarrota. Hasta que eso suceda, la ya trágica situación en Venezuela solo puede deteriorarse aún más.
Le deseo a Venezuela un feliz año nuevo y a todos los lectores los cumplidos de la temporada.
Nick Butler es un comentarista de energía para el Financial Times y presidente del King’s Policy Institute en el King’s College de Londres | @nickb2211
El artículo fue originalmente publicado en inglés en Financial Times. Traducción libre del inglés por lapatilla.com