La Cámara de Representantes votó por una mayoría abrumadora (358 votos a favor y 36 en contra) el proyecto de ley “First Step Act”, que ya había sido aprobado por el Senado hace dos días.
AFP
“¡Felicitaciones!”, tuiteó el presidente Donald Trump, quien había respaldado la reforma hace un mes.
“Cuando nuestros dos partidos trabajan juntos, podemos hacer que nuestro país sea más seguro”, dijo el multimillonario que, según la prensa estadounidense, debería firmar el texto el viernes en una ceremonia en la Casa Blanca en presencia de representantes demócratas y republicanos en el Congreso.
La poderosa organización de derechos civiles ACLU, también acogió con satisfacción la adopción de una reforma que, “no es perfecta” pero “ayudará a resolver algunos de los problemas de nuestro fallido sistema de justicia penal”.
Varios estados gobernados tanto por demócratas como republicanos ya habían comenzado a tomar medidas para revertir el aumento de población carcelaria.
El estado federal ha seguido su ejemplo pero con una reforma modesta, ya que sólo abarca a 180.000 personas alojadas en prisiones federales de los más de 2,1 millones de reclusos encarcelados en el país.
Proporciona principalmente una revisión de las sentencias en el piso, dando más libertad a los jueces en casos de delitos menores y eliminando las condenas a cadena perpetua por una tercera condena en casos de un delito violento o narcotráfico.
Desde la adopción de políticas ultra represivas en los años 80 y 90, la población carcelaria se ha cuadruplicado en Estados Unidos, donde la tasa de encarcelamiento ahora está rompiendo todos los récords mundiales, con 710 presos por cada 100.000 habitantes (contra 147 en Reino Unido y 98 en Francia, por ejemplo).