El cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon, comparece a partir de hoy ante el Tribunal Correccional de la esa ciudad francesa para ser juzgado por ocultar los abusos cometidos hace más de 25 años por un cura pederasta al que mantuvo a cargo de una parroquia en su diócesis.
Barbarin, de 68 años, se sienta en el banquillo en la vista que comenzó poco después de las 9.30 locales (8.30 GMT) en un proceso en el que están también encausados otros cinco responsables eclesiásticos y que se extenderá hasta el próximo miércoles.
A los seis encausados se les reprocha no haber denunciado las agresiones sexuales cometidas entre los años 1970 y 1990 de Bernard Preynat a niños sobre los que tenía autoridad, pese a que supuestamente tuvieron conocimiento de los hechos hace ya unos años. El religioso reconoció las agresiones sexuales en septiembre de 2014.
El Vaticano rechazó el pasado mes de septiembre la comparecencia ante el tribunal del cardenal español Luis Francisco Ladaria Ferrer, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, alegando inmunidad diplomática. Las víctimas consideraban “crucial” su testimonio, ya que Barbarin le consultó en 2015 sobre qué hacer en las denuncias de pederastia.
La decena de antiguos “boys scouts” que iniciaron la demanda recriminan a la Iglesia su silencio.
Las primeras demandas se formalizaron en mayo de 2015 y dieron lugar a una asociación, “La parole libérée” (la palabra liberada), que sirvió como plataforma para mediatizar el caso.
También ayudó a profundizar en la investigación sobre los abusos sexuales de Preynat a niños que tenía a su cargo en colonias, y establecer un listado de más de 70 presuntas víctimas. En la mayor parte de los casos, por los que Preynat todavía no ha sido juzgado, los hechos ya estaban prescritos.
Hasta agosto de 2015, Preynat mantuvo el puesto de cura de la parroquia de Saint-Foy-lès-Lyon. Una vez inculpado y encarcelado afirmó que sus superiores jerárquicos en la Iglesia estaban al tanto de sus inclinaciones sexuales por los niños, lo que salpicó a Barbarin, que está al frente de la diócesis de Lyon desde 2002.
El cardenal fue interrogado en el marco de esa instrucción. En declaraciones a la prensa él mismo dio a entender que había sido advertido de los comportamientos del cura desde hacía tiempo.
En cualquier caso, hasta noviembre de 2014 Barbarin no se reunió formalmente con una víctima, e inmediatamente después envió un correo para comunicar lo que sabía al Vaticano, que en enero de 2015 le dijo que tenía que apartar a Preynat de su parroquia. El arzobispo no lo hizo hasta agosto de ese mismo año.
El procedimiento abierto contra la jerarquía eclesiástica por silenciar los abusos de menores se archivó en agosto de 2016 porque la Fiscalía de Lyon consideraba que habían prescrito y que no había pruebas concluyentes de infracción.
Sin embargo, “La parole libérée” no se resignó, consiguió reabrir el caso y, tras varias peripecias judiciales y aplazamientos, obligó a que los seis encausados tengan que responder ahora de unos delitos por los que podrían ser condenados hasta a cinco años de cárcel y a una multa de 75.000 euros.
En un mensaje leído ayer por su “número dos” en la diócesis de Lyon, el obispo Emmanuel Gobilliard, Barbarin hizo un llamamiento a Dios para que “se lleve a cabo el trabajo de la justicia” y para que “cure todo lo que tenga que curarse en el corazón de las víctimas de actos de pederastia tan injustos como terribles”.
En Francia, dos obispos ya fueron condenados a penas de cárcel exentas de cumplimiento por haber ocultado los comportamientos pederastas de curas que tenían a su cargo: el primero en 2001 a tres meses y el segundo en noviembre de 2018 a ocho meses. EFE