Una crítica a la juventud política, por Juan Viale Rigo

Una crítica a la juventud política, por Juan Viale Rigo

Juan Viale Rigo

Siento una profunda preocupación por gran parte de esta nueva generación política, que viene surgiendo en los partidos y es que la falta de criterio es aterradora, en quienes piensan gobernarnos en un futuro…

Es realmente lamentable ver como repiten discursos de líderes o nos venden con desteñida y manida retórica, una esperanza que no representan, a través de videos y campañas mediáticas. Venezuela llegó a esta terrible situación que estamos viviendo, por la incapacidad y la ignorancia de un grupo que buscaba gobernar a toda costa como aspiración personal y egoísta. Es irónico que muchos de esta nueva generación no busquen prepararse para los cargos y aun así aspiren a cargos públicos, basándose únicamente en una imagen superficial de liderazgo hueco por dentro.

¿En qué momento los aspirantes a políticos dejaron de sentir amor por la educación? El sentido común, los valores ciudadanos y los principios inquebrantables que alimentan la honorabilidad, el mérito y la libertad cada vez pierden más terreno en la básica formación de esta nueva generación. La respuesta, en mi opinión, es que la pérdida de Norte, de visión y propósito sucedió en el mismo momento en el cual dejaron de casarse con ideales y comenzaron a enamorarse de políticos, por su popularidad o por el beneficio que les daría el nombre de un partido.





El apoyo de muchos partidos está basado en un fanatismo y personalismo hueco. Hace mucho que dejaron de seguir ideales para perseguir al próximo político para pedirle la foto. Hace aún más tiempo, abandonaron al que más sabe, para seguir al que más grita… O… Al que lo hace más bonito ya que, de gritones, tenemos para exportar en Venezuela.

Muchachos, Venezuela necesita una generación que brille por ser mil veces mejor que la anterior. Tenemos muchas herramientas para formarnos, libros, artículos, internet e infinidad de videos. No es solo un diplomado, un curso o una charla con un diputado, no basta con eso… Es saber que un país no se gobierna hablando bonito, que se debe tener un conocimiento avanzado en economía, ley y orden jurídico, sociología, historia, administración, gobernanza y mucha cultura general. Ser gente de carácter, con integridad, templanza y altas dosis de principios acompañadas de sentido común… Para opinar hay que saber al igual que para gobernar.

El político que nuestro país requiere, debe ser el más preparado porque nuestra sociedad, de burros, milicos, mártires, y egocéntricos carismáticos ha tenido suficiente. Hago un llamado a los jóvenes de todas las generaciones y partidos. Estamos a tiempo de tomar el rumbo correcto, de formarnos y darle a nuestro país un gobierno de calidad. Basta ya de tanto personalismo y superficialidad. Para ser líderes políticos de calidad, se debe saber de lo que se habla, saber escuchar y mantenerse en un constante aprendizaje. Gobernar un país no puede ser una aspiración personal y egoísta, es una gran responsabilidad para la que se debe estar preparado, porque de una decisión, dependen miles a quienes se les debe dar la mejor representación.

No todos son iguales, pero hay una extensa mayoría que está liderando partidos sin tener la preparación más básica. Un político sin formación es un peligro para la democracia, la libertad y el desarrollo. Imaginen el impacto negativo, cuando a un cualquiera de esos, sin otro mérito que el pago de un favor, una deuda o un enchufe por amiguismo, lo dejan a cargo de las juventudes de un partido. Es injusto e irresponsable dejar a líderes incompetentes y vanidosos, que muchas veces no conocen ni la ideología del partido, a cargo del futuro de nuestro país.

La meritocracia debería ser la bandera de los partidos para elegir a sus líderes. Mientras la ignorancia impere en las estructuras partidistas, realizar elecciones es un riesgo que conduce a la mediocridad. Para muestra, el mejor botón es Venezuela… Cuando la ignorancia impera en los electores, votar es un suicidio colectivo.

Un partido es como un vaso de agua, la influencia de un líder es como una gota de pintura, que si la dejas caer en el vaso, le va a cambiar el color al agua, aunque el agua sea más… Imagínate en el caso de una gota de agua sucia. La influencia de un líder tiene el poder de mejorar o empeorar a las masas.

Los partidos políticos al igual que nuestro país, tienen muchos retos que asumir este nuevo año. Estamos frente a un hito histórico que demanda de hombres duros, sabios, fieles a sus ideales y de una moral intachable. Venezuela necesita unidad, no en torno a un político, sino unidad en torno a una estrategia clara y seria para salir adelante. Por eso necesitamos que esta generación que viene, se forme y se tome en serio la política porque es momento de dar con la estrategia correcta.